*En la política, como en la vida, a veces es mejor guardar silencio. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EL PISA Y CORRE A VERACRUZ
Suelo cada quince días ir a rolar por Veracruz. Hacia buen tiempo, son tiempos donde se avecina el invierno y, como diría el poeta Miguel Hernández: ‘cuando el viento arrastra sus chales invernales. Vendrá un invierno duro, el daño a la ecología y el Cambio Climático, nos harán ver que, así como llegan inundaciones y sequias, vendrán días de duro cierzo invernal, como cantaba Agustín Lara. Solemos tomar un café en Plaza Américas Veracruz, mi hermano Enrique, Fernando Pavón y el amigo que no es rico (José Luis), en el concurrido y bien presentado café don Justo, de la familia de Manolo Fernández Ávila-Camacho. Allí matamos el tiempo componiendo el mundo, en lo que llega la hora de la comida y esta vez fue fácil, solo nos atravesamos a la otra plaza donde escogimos el Olive Garden, una franquicia de pastas y de buen comer, como si se estuviera en la Toscana. Entre el comer y un vinillo tempranillo se nos fue la tarde y de remate, otro café de despedida en Starbucks, donde es caro, pero dicen tu nombre, y eso debe llenar de orgullo a uno. Las dos ciudades gravitan en el turismo, como Orizaba, que cada sábado y domingo está llena de cientos de turistas que llegan de estados circundantes. Veracruz y Boca del Rio, dos bastiones panistas, están listos para que el primer día del año lleguen a gobernarlos, Paty Lobeira de Yunes y Juan Manuel Unanue. Desde que gobiernan los azules, no han soltado la presa, por más que la 4T quiso abollarles la corona y patalearon y chillaron ante todo mundo, pero no se puede, cuando se gobierna bien la gente va y vota y refrenda, como lo hicieron en Orizaba con Juan Manuel Diez Francos. Invencibles en las elecciones, porque su paso como alcaldes han dejado buen sabor de boca. Y en esa zona Veracruz-Boca del Rio, los Kennedy veracruzanos han dejado satisfechos a los electores. Qué vengan buenos años para Veracruz y Boca. Me fue bien porque mi cuñada, la Nena Ulibarri, me regaló unos tamales rancheros riquísimos, y de regreso nos tocó un pequeño incidente, sucede que ya noche, cuando en las noches todos los gatos son pardos, pues que nos ponchamos por el pésimo estado de las mugres carreteras de Capufe, donde algunos tramos parecen espacios del Irak bombardeado, y pues ni modo, a talachearle y Montiel a cambiar la llanta, pero llegamos bien y sin novedad, por lo pronto me hice de unas piedras grandotas, por si algún maloso llegaba a querer hacer sus trastupijes de robo, así David venció a Goliat, luego llegué a ver al pobre Piojo Herrera, el único entrenador mexicano que quedaba y lo hicieron morder el polvo, bien dice el refrán, el León es el rey de la selva, y ni modo que un tigrillo le pegara al león, cosas del futbol de la liguilla.
LA LLAMADA DE LOS PICUDOS
Media semana de Xalapa, comíamos en un restaurante llamado Quinta Pico de Gallo, entre un pegue de tequila y un vinillo, el periodista Gustavo Cadena Mathey tomó su teléfono y contactó a Héctor Yunes Landa, que ahora no llegó a diputado por el reparto de género, es decir, le tocaba a una mujer y el político anda en la solitaria y lúgubre banca, entre muchos amigos había recibido una felicitación vía correo electrónico de Yunes Landa, lo que le agradecí. En la llamada invitaba a una reunión en domingo en Las Trancas, plaza Las Palomas, a un lado de la gasolinera Ferche, donde reúne a su organismo, Alianza Generacional, quienes desde 2004 en diciembre hacen su reunión estatal. Así mismo, otro dino de la historia priista, Felipe Amadeo Flores Espinosa, hace su reunión anual de Vía Veracruzana, la que los malosos y picaros jarochos llaman Viagra Veracruzana. Suerte y éxito en las reuniones. Con Amadeo, ahora que nos vimos, platicamos de su paso por la política, de cómo un grupo de jóvenes en aquel tiempo abrevaron de la mano del gobernador Rafael Hernández Ochoa, donde dos de esos discípulos fieles, Fidel Herrera Beltrán y Miguel Ángel Yunes Linares, pisaron la almohadilla del jom y se convirtieron en gobernadores veracruzanos. A Amadeo solo le faltó la senaduría y la gubernatura, pues anduvo como jugador de los Yankees de Nueva York por todas las bases, desde pitcher hasta cátcher y short stop, todo y sin medida.