*Viaja más rápido el que viaja solo. Viaja más lejos el que va acompañado. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
DE VIAJE
Estoy a punto de emprender un viaje, diría Camila, el de la canción. Pero no con rumbo a lo desconocido. Para cuando ustedes lean estas líneas, Yo Mero debo andar tomando un vuelo en Veracruz, para llegar a CDMX y, si no hay inconveniente, en ese aeropuerto que la 4T ha vuelto un aeropuerto complicado y difícil, con atrasos, sin pistas, saturado porque le dieron a operar ese aeropuerto a quienes no tienen ni idea de lo que es un aeropuerto y las rutas de vuelos y todo lo que conlleva, y digo si no hay inconveniente porque luego, me han dicho, tienen a uno esperando horas, primero para que te den pista de aterrizar y luego para que tengas gusano donde apearte, enlazaré a un vuelo internacional. En fin. La pandemia no me ha dejado viajar ni topar aeropuertos, a lo sumo me escapé unas tres veces a Mc Allen y a Harlingen, en Texas, cuando fui a vacunarme contra el Covid y vi con tristeza, la primera vez que allí anduve, que habían cerrado casi todos los locales del Mall y no había ni empleadas ni empleados, los pocos que estaban apurado atendían a los cuatro o cinco clientes que llegábamos despistados. Fue un azote a la humanidad, le hizo más daño que algunas guerras. Dejó sin empleo a miles y en la pobreza a más. Hubo gobiernos que se pusieron las pilas, como el de papá Biden, que entregaba fondos para aquellos que habían perdido el empleo y también cheques para aquellos que no lo necesitaban. En México la 4t nunca dio apoyos extras, más los que acostumbra el presidente a los becarios y jóvenes construyendo quien sabe qué cosas.
DEJO MI ALDEA
Dejo mi aldea, que es un Pueblo Mágico y ha sido una gran sorpresa de turismo. Cientos y miles llegan cada semana a extasiarse de esta bella Orizaba, que tiene, a veces, los cuatro climas del año en un día, cuando no llueve hace calor, cuando hay neblina se ve como londinense, cuando llega la bruma y baña a los volcanes y a las altas montañas que la rodean y cubren, parece otra ciudad europea, de otro mundo. Y si pega calor, a eso no estamos tan acostumbrados, porque cuando hay 32 grados aquí arde, no se está acostumbrado a eso, eso es para mi pueblo de origen, Tierra Blanca, que llega a los 44 y a veces a más. Pero es un Pueblo Mágico que tiene un Teleférico muy cotizado y muchísimos lugares para los niños y adultos, un trenecito santanderino, que es una sensación y te pasea por todos los lugares que a veces uno no conoce. Hay también sitio para los deportistas de alto rendimiento, o para aquellos amateurs, porque a muchos les ha dado por subir caminando o corriendo o trotando el Cerro del Borrego, que en tiempo limpio o lluvioso es una delicia ver desde las alturas la vista de la ciudad, que un tiempo fue un emporio cervecero, y aún lo es, solo que ahora los dueños son holandeses, los de Heineken, cuando antes era cervecera de indios: la Cuauhtémoc-Moctezuma, y cuyo lema siempre era de las chelas: ‘Hechas con el agua y el clima de Orizaba’, si ñor. Bueno ahí les voy contando cómo me va y les relato dónde ando, debo desconectarme un día, porque tomo un vuelo a Madrid, y hay que chutarse 12 o 13 horas de vuelo nocturno en Aeroméxico y rogar a Dios llegar sano y salvo. La pandemia no me había dejado salir por tres años, solo al estado de Texas, pero ahí voy, a recorrer algunos lugares ya conocidos y otros que apenas conoceré, saludar a los amigos, como Pedro, el gran Concierge del hotel Liabeny viajar y relatar porque, como lo dijo el poeta: “El que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día”. Eso hago.