Dos peleadores al aire. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LA RIÑA DE CIRO Y EPIGMENIO
Muy temprano por la mañana, al despertar y una lavada de ojos a las chinguiñas, Ciro Gómez Leyva, que vive exiliado en Madrid y desde allá transmite todos sus programas mañaneros en Radio Fórmula solo esperaba que llegara Epigmenio Ibarra para responderle por una columna que escribió esa mañana en Milenio. En Madrid ya era la hora de la comida. Epigmenio escribió:
“Leo, escucho, veo a las y los líderes de opinión “más influyentes” en nuestro país y no advierto, en ellas y ellos, ni un ápice de autocrítica. Pasaron seis años profetizando que México se hundiría; fallaron. Se hundió, eso sí, la candidata que inventaron, la derecha conservadora a la que respaldaron y a la que proporcionaron la coartada mediática e intelectual, el sistema político y de valores (o de antivalores, más bien) al que sirvieron y gracias al cual se volvieron figuras relevantes en el acontecer nacional.
Pastores fueron por décadas de una grey mansa y crédula, pero eso cambió en 2018 y dio un giro aún más radical en junio de este año que termina. Solo ellas y ellos creen que, el que vivimos, se trata de un cambio pasajero y que el río volverá pronto a su viejo cauce. De ahí esa rabia que, en lugar de disminuir conforme pasa el tiempo y se producen los cambios de timón, se acrecienta. De ahí que, empecinados, sigan empeñados en las viejas prácticas: el periodismo de ficción, la intriga política (ahora sin siquiera fuentes en los altos círculos del poder), la calumnia, la especulación y la infamia. Por eso Ciro Gómez Leyva se rehúsa a aceptar —desde ese escondite de la derecha en que se ha convertido Madrid— que Andrés Manuel López Obrador ha cumplido con la palabra empeñada al retirarse por completo, en un gesto democrático que lo honra, de la vida pública”.
Ciro lo esperó paciente, como se espera al bravucón a la vuelta de un callejón, y le soltó:
“Es una columna que yo tomo como una agresión. Es una columna que ningún sólo dato insiste en que algunos, entre los que me menciona a mí y se refiere despectivamente a mí y a otros periodistas, nos llama profetas, nos llama resentidos, nos llama racistas”, señaló.
El periodista de Radio Fórmula cuestionó al productor vinculado a la Cuarta Transformación a qué le atribuía que su programa siguiera al aire a lo que Ibarra afirmó que mantiene un elevado nivel de audiencia, pese a la poca credibilidad y señaló que la lectura del comunicador fue errónea, pues no quiso insinuar que se esconde en otro país.
– Hoy me vas a responder, exigió Gómez Leyva
– A mí no me sientas en el banquillo de los acusados, respondió Epigmenio
– Aprovechas un espacio fuera de esta tribuna para agredir, me agredes a mí, agredes a los reporteros, agredes a Jaime Azcárraga, arremetió nuevamente el periodista
Ante el subido de tono el productor cuestionó a Gómez Leyva: – Vas a seguir con tu perorata o vas a dialogar-
El fundador de la productora Argos señaló que se hacía responsable de lo que escribió, y enfatizó que su columna abordaba como líderes de opinión que fueron “promotores de la idea de un hundimiento irremediable” del sexenio anterior; el cual había terminado con altos índices de aprobación y una exitosa sucesión.
– Tú dijiste que López Obrador se esconde para que no le griten viejo cabrón, hazte responsable, señaló Epigmenio.
A lo que Gómez Leyva respondió que él sí se hacía responsable de sus dichos, pero no iba permitir descalificativos y exigió que le respondiera con quién se tenía que disculpar, ya que su trabajo iba dirigido hacia los ciudadanos.
Entre palabreo Epigmenio Ibarra volvió a contestar:
– ¿Sabes quién está loco?
– Yo Epigmenio, yo (…) en el espejo te ves tú y tus amigos del poder, dijo Gómez Leyva.
Sin llegar a un acuerdo, ambos columnistas concluyeron su alegato.