Ya no hay censura como antes: Helio Flores

Arte y cultura

Xalapa, Ver.- Hace más de 60 años, un joven estudiante de arquitectura empezó dibujando “monitos” en el Diario de Xalapa, aunque lo dejó de lado porque era una profesión “poco seria”, eventualmente terminaría sucumbiendo a los encantos del dibujo y desde entonces se ha dedicado a retratar a la clase política y los fenómenos sociales de México.

Esta es la historia del caricaturista Helio Flores, el cual ha recibido un merecido homenaje exponiendo su obra en la Pinacoteca Diego Rivera en su Xalapa natal. Con la noticia de que dicha exposición se extenderá un mes más, AvcNoticias visitó esta exposición con el monero a fin de conocer las transformaciones que ha experimentado su dibujo a lo largo de más de seis décadas de trabajo.

Nunca me he arrepentido de ser caricaturista: el descubrimiento de la profesión

En la Pinacoteca Diego Rivera nos aguarda Helio Flores con su melena leonina y su voz grave pero propensa a la risa. Se sienta en medio de sus piezas y con añoranza recuerda sus orígenes en el dibujo, cuando de niño coleccionaba las caricaturas que salían en los periódicos y que lo hicieron querer experimentar por sí mismo este arte siendo muy joven.

Esta inquietud artística le hizo finalmente decantarse por estudiar arquitectura en la Universidad Veracruzana y abandonando las caricaturas. Empezó en un trabajo en donde le enviaban a las zonas rurales para construir centros de salud y aunque reconoce que esto le permitió conocer el interior del estado, “dos años después de hacer eso como que ya dices si no había otra cosa, en la arquitectura realmente es difícil”.

La dificultad que encontró en la arquitectura es que “para trabajar tenías que hacer más bien casas para los ricos, y el que no, tenía que entrar a trabajar al gobierno. Pero a mí me seguía atrayendo la caricatura, tenía la intención de trabajar en algún diario de la Ciudad de México y entonces lo intenté”.

Este intento, si bien tuvo sus frutos muchos años después, para labrar el camino se encontró con los impedimentos de esta profesión “era difícil para los jóvenes que empiezan de repente presentar sus trabajos y que se los publiquen. Es un ambiente cerrado no tanto por los colegas caricaturistas sino por los mismos periódicos. Antes había dos caricaturistas nada más y hasta que no se muriera uno de ellos te daban chance, pero yo resistí y me dieron una oportunidad en un rinconcito. Así empecé y la verdad es que nunca me he arrepentido”.

La migración a los medios digitales

Otro cambio que le ha tocado presenciar al caricaturista es la migración de los medios impresos a los digitales, esto por supuesto ha impactado en su proceso creativo, el cual, como dice el mismo Flores “ha cambiado, algunas cosas para bien y otras no tanto”; por ejemplo, un cambio que ha resentido para bien es el tema de la inmediatez para enviar el trabajo y recuerda cuando en sus orígenes en la CDMX tardaba hasta una hora en llegar a la redacción del diario para entregar sus cartones.

“Ese es un cambio que yo he resentido muy a favor… pero al mismo tiempo pienso en que se ha perdido un poco el encanto de lo que era tener la cartulina y trabajar directamente en ella, incluso tener originales como estos que así son así como los llevaban así salían en el periodico, pero ahora terminas un cartón, pero no lo terminas del todo, lo terminas en realidad en la computadora”.

“Ha cambiado mucho como decía cosas para bien. Otra cosa que no me gusta es que con las tecnologías casi todas las caricaturas se ven iguales, ya se nota poco el estilo de un caricaturista a otro, porque ya todo lo colorean igual, le dan las sombras iguales, hace que se uniforme”.

La clase política y la censura

La clase política ha sido uno de los temas predilectos para los cartones de Flores, sin embargo cabría preguntarse ¿sigue siendo lo mismo o ha habido cambios? Al respecto, opina el monero:

“En términos general es casi la misma la clase política, yo tengo como 60 años de hacer caricatura, entonces sí noto que ha habido un cambio, digo yo después de tanto que la izquierda ha persistido, pero antes era muy difícil y ahora parece que ya no lo es tanto, eso es un cambio, no digo que un cambio total, de un día para otro y que en el país ahora sí estamos en un país sin corruptos, pero la situación de los trabajadores es otra, entonces se van dando cambios no como quisieras, pero me imagino que así tiene que ser, poco a poco”.

Uno de los cambios que más ha notado Flores es que ya no hay censura, a diferencia de otros tiempos, “sobre todo para los caricaturistas” y recuerda:

“A mí me censuraban cartones de Salinas porque lo ponía yo orejón o a Carstens porque lo ponía gordo. Creo que eso ya no hay, o sea es cuando entra la responsabilidad de cada quien, no para autocensurarse, pero si se trata de hacer crítica hacerla con fundamentos y argumentos, no nada más ridiculizar al personaje. A mí nunca me ha gustado usar el argumento físico para hacer la caricatura, sobre todo para basar la crítica porque bueno, te mencionaba a Carstens y Salinas, pero no es para ridiculizarlos sino para que se parezcan, no porque quieras hacer mofa de su condición física”.

Me gusta que el lector sea mi cómplice: Patatús

En 1985 el caricaturista incursionó en la literatura infantil con el libro “Aventuras extravagantes del infante Patatús”, el cual ha sido reeditado en el año 2020. Preguntamos al monero si temía que su libro perdiera vigencia ante los cambios que ha enfrentado la infancia a treinta años de la primera publicación.

“Yo creo que depende de la historia y cómo se les presenta. Por ejemplo, Patatus se hizo en el 85, hace 35 años y yo veo que a los niños les sigue gustando, tiene la gran ventaja de que no tiene texto, no tiene situaciones así muy concretas o una realidad de temporada, en general, yo creo que a los niños lo que se les presenta les gusta, siempre les va a gustar”.

El caricaturista también explica que no cree que exista una diferencia sustancial entre la forma de presentar el dibujo a niños o adultos y enfatiza que cuando realiza un dibujo lo que espera es volver al espectador su cómplice:

“A mí me gusta mucho que el lector, sea niño, sea adulto, utilice la imaginación, que participe en la historia o en el cartón, ese es el caso de Patatús que lo hice para que los niños vayan completando la historia y la vayan haciendo a su manera…En lo cartones políticos para los adultos yo creo que es igual me gusta hacer lo mismo no dar todo digerido o explicado sino que el lector participe, que sea una especie de cómplice para completar el cartón”.

“Ahora eso es en cuanto a la intención de uno, ahora yo no veo mucha diferencia en sí es para niños o para adultos la cosa es que se entienda, que sea un buen dibujo porque luego también hay dibujos que ni los niños ni los adultos le entienden (risas)”.

La exposición permanecerá en la Pinacoteca Diego Rivera un mes más. Flores expresa que se siente muy contento con este homenaje que es una gran muestra de su trabajo y agrega:

“Me gustaría preguntarle a los que vengan qué les pareció qué piensa, cómo la ven, sobre todo porque cuando uno publica en el periódico lo hace sin saber no le puedes preguntar al lector qué les pareció el cartón, uno lo hace con la esperanza de que guste o no, de que sea entendible, pero en realidad uno no lo sabe”.

Con información de AVC/ Tania Rivera

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