Xalapa, Ver.- Con la celebración del Miércoles de Ceniza, cientos de fieles acudieron a la iglesia católica.
En la capital del estado, feligreses hicieron largas filas en la Catedral Metropolitana para recibir la imposición de ceniza, marcando así el inicio de la Cuaresma, el periodo de 40 días previo a la Pascua.
Desde temprana hora, personas de todas las edades ingresaron a la Catedral movidos por la fe y la tradición. Cada 30 minutos, sacerdotes realizaron la imposición de ceniza en la frente de los asistentes, recordando el mensaje: «Polvo eres y en polvo te convertirás».
Alfredo Cruz, un joven xalapeño, compartió que desde niño su madre lo llevaba a la iglesia en Coatepec para recibir la ceniza. Hoy, a sus 30 años, mantiene la tradición por convicción propia.
A las 12:00 horas, el vicario Rafael Trinidad ofició una de las celebraciones litúrgicas del día, mientras que a las 18:00 horas, la misa estuvo a cargo del arzobispo Jorge Carlos Patrón Wong.
Algunas personas que acudieron a recibir la ceniza también aprovecharon para visitar la tumba de San Rafael Guízar y Valencia, donde realizaron oraciones en un momento de recogimiento.
En el puerto de Veracruz, cientos de católicos acudieron a la primera misa que se celebró en la Catedral, presidida por el obispo Carlos Briseño Arch.
Durante la homilía, Briseño Arch expresó: «Sabemos cómo pasan los días, los años, las personas, las cosas, pero, al final de cuentas, la vida es fugaz, somos polvo y en polvo nos convertiremos, pero la segunda tiene que ver con otra actitud, esa fugacidad en la que a veces ponemos todo nuestro corazón en las cosas de la tierra y no en las de Dios».
En la Diócesis de Orizaba, el obispo Eduardo Cervantes Merino, encabezó la misa de Miércoles de Ceniza en la Catedral de San Miguel Arcángel y destacó que en este tiempo de cuaresma se debe fortalecer la vida cristiana, la oración en la penitencia, el ayuno y la caridad con el prójimo.
El Miércoles de Ceniza simboliza el inicio de un periodo de preparación y reflexión en la fe católica. Su origen se remonta a la tradición cristiana que recuerda los 40 días que Jesús pasó en el desierto y los 40 años de peregrinación del pueblo de Israel.
Este rito ha evolucionado a lo largo de la historia, estableciéndose como una práctica universal dentro del cristianismo, con origen en la Iglesia primitiva y ajustes en el calendario litúrgico realizados desde el siglo V.
Con información de AVC