Río Blanco, Ver.- En una manifestación llevada a cabo la tarde del viernes, residentes de las unidades Haciendas I y II exigieron de manera enérgica soluciones a diversas problemáticas que afectan su calidad de vida. Los inconformes bloquearon Camino Nacional y anunciaron su intención de marchar hacia el Palacio municipal en busca de respuestas por parte del alcalde.
La principal demanda de los habitantes se centra en la falta de suministro de agua potable desde el pasado lunes.
Durante la protesta, denunciaron que la titular de la oficina encargada, Karel del Carmen Salas Baca, no ha mostrado disposición para atender su situación, llegando incluso a mencionar que no les ha proporcionado pipas para suplir la falta de abastecimiento.
La manifestación, que se prolongó durante varias horas, concluyó cuando una empleada de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz (CAEV) se presentó en el lugar. Sin embargo, la respuesta ofrecida por la funcionaria no satisfizo las demandas de los manifestantes, quienes recibieron como única indicación la de presionar al personal de la CAEV.
A pesar de que el suministro de agua comenzó a restablecerse en algunas viviendas durante la noche, los residentes han acordado reunirse de nueva cuenta para evaluar la posibilidad de llevar a cabo una marcha hacia el palacio municipal. Su objetivo es demandar al alcalde que intervenga en la problemática del agua y garantice que no volverán a quedarse sin este recurso vital.
Además de la cuestión del agua, los habitantes también buscan plantear al edil la urgente necesidad de pavimentar la calle Úrsulo Galván. Actualmente, los residentes se ven obligados a transitar por una vía sin pavimentar, la cual se convierte en un lodazal durante la temporada de lluvias, dificultando la circulación vehicular y poniendo en riesgo la seguridad de los transeúntes.
Otro problema que aqueja a la comunidad es la falta de alumbrado público. Aquellos que no poseen vehículo y regresan a sus hogares después de las 9 de la noche se ven obligados a caminar, ya que los taxistas se niegan a entrar en la zona por temor a posibles asaltos.
Gabriela Domínguez
