Punto y Coma

Opinión Yair Ademar Domínguez

Reforma eléctrica y desarrollo

Por Yair Ademar Domínguez

¿Por qué la ola opositora a la reforma eléctrica impulsada por el presidente Andrés Manuel López Obrador? Porque hay muchos intereses, nacionales y extranjeros, de grupos empresariales que no quieren verse afectados por esta propuesta que busca que el estado tenga el control mayoritario de los recursos energéticos del país.

¡Imagínese lector! En 2013, en pleno periodo neoliberal, cuando se abrió el mercado eléctrico a la inversión privada, luego de 70 años de la rectoría total del Estado, estas empresas empezaron a ganar terreno, lucrando con los recursos de nuestro país, empoderándose y mermando la autonomía del estado mexicano. De lo que se trata ahora es de cancelar contratos, eliminar a los reguladores, empoderar en el mercado a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y darle al Estado el derecho exclusivo de exploración y producción de litio, por ejemplo.

En pocas palabras, lo que el mandatario nacional pretende es regresar el sector eléctrico, en un porcentaje mayoritario, ya lo hemos dicho aquí, al Estado mexicano, para que sigamos siendo beneficiarios de la independencia que hemos ganado con sudor y lágrimas y no estemos supeditados a los intereses de compañías extranjeras.

La Reforma Eléctrica será un detonante para el desarrollo económico del país. En un amplio porcentaje, la inversión privada podrá seguir participando en inversiones energéticas, pero se garantizará que el estado mexicano tenga el control mayoritario, para que el país no se convierta en una colonia de los intereses empresariales.

La historia, que es nuestra maestra, nos ha enseñado lo que sucede cuando se permite el paso sin control de los intereses privados a un país. Las palabras del presidente Lázaro Cárdenas, en su mensaje a la nación, el 18 de marzo de 1938, siguen vigentes: “se trata de un caso evidente y claro que obliga al gobierno a aplicar la Ley de Expropiación en vigor, no sólo para someter las empresas petroleras a la obediencia y a la sumisión, sino porque habiendo quedado rotos los contratos de trabajo entre las compañías y sus trabajadores, por haberlo así resuelto las autoridades del trabajo, de no ocupar el gobierno las instalaciones de las compañías, vendría la paralización inmediata de la industria petrolera, ocasionando esto males incalculables al resto de la industria y a la economía general del país”.

Con la salvedad de los momentos históricos y las circunstancias, la propuesta del presidente López Obrador no está cerrada a la participación privada, porque sabe de la importancia de mantener estos vínculos con el capital del mundo, pero, en suma, le deja el porcentaje mayoritario de control al Estado mexicano, lo que nos garantiza autonomía e independencia.

La oposición en México, los grupos empresariales y ahora también algunas agencias calificadoras norteamericanas, que sirven a estos grupos de interés económico, arreciaron su campaña en contra de esta reforma propuesta por el presidente López Obrador. Los mexicanos debemos tener muy claro que lo único que se busca es que el estado tenga el control mayoritario. De ninguna manera se quiere regresar al pasado ni paralizar esta industria tan importante para el desarrollo de nuestro país.

“Con esta iniciativa, el gobierno de la llamada Cuarta Transformación busca fortalecer a la CFE para que garantice el suministro eléctrico a los consumidores finales, con precios justos. Y que esto, a su vez, mitigue los riesgos a la seguridad nacional que conlleva la pérdida de control sobre la generación de electricidad al cederla a empresas privadas, además de sentar las bases para conducir, desde el Estado, la transición energética hacia fuentes de generación no contaminantes”, escribió Rodrigo Benedith en The Washington Post.

En MORENA siguen vigentes los principios de primero los pobres, primero el pueblo de México, primero la soberanía del país, primero los intereses de los mexicanos. Esa es nuestra bandera y con ella defenderemos nuestra independencia y soberanía. Lo que estamos viviendo es un cambio en la historia, un parteaguas. Esto que ha consolidado la Cuarta Transformación va a quedar en los libros de historia.

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