Arturo Reyes Isidoro
En apenas seis años y medio en el poder, Morena en Veracruz devino en lo mismo que fue el PRI: un partido de Estado cuya dirigencia se alejó del sentir y los intereses del pueblo para responder a los del gobernante en turno, Cuitláhuac García Jiménez primero, Rocío Nahle después, pero que, además, repite sus mismas viejas prácticas y sus mismos viejos vicios, que hartaron al pueblo mexicano y lo echaron del poder luego de 71 años y que acaban de hacer caer en forma estrepitosa a Morena, que perdió la mayoría de los municipios del estado.
Solamente el senador Manuel Huerta parece estar consciente de ello, y cual llanero solitario sostiene una lucha para que se corrija lo que llama “un extravío”, un llamado prácticamente en el desierto porque parece que nadie de su partido lo quiere escuchar y ni se cree que lo vayan a escuchar. El sábado, en rueda de prensa en el Gran Café del Portal, con periodistas del puerto de Veracruz, sin actitud agresiva alguna, siempre muy calmado, criticó de nuevo a los “mal llamados dirigentes” de Morena, que encabeza su presidente Esteban Ramírez Zepeta, pero esta vez fue más allá, aunque lo expresó a manera de preocupación.
Los periodistas le recordaron que Ramírez Zepeta dijo que quiere un cambio en la dirigencia para poner ahí a alguien de los Yunes o un afín a ellos. Aprovechó para responderle. Dijo que “hay un extravío, hay que decirlo claramente, de los mal llamados dirigentes, que nunca lo han sido, sino realmente solo empleados del gobierno en turno, y ese es el extravío y eso es lo que yo inclusive espero que Rocío (Nahle, la gobernadora) esté preocupada, porque si no, le van a cargar a ella todo, porque si ella se asume como la patrona del partido, pues es un error estratégico. La verdad es que sabemos cómo llegaron (Ramírez Zepeta y los suyos), quien los puso (Cuitláhuac García Jiménez), empleados de quién eran. Pues es eso contra lo que yo he estado batallando”.
Días antes, Zepeta presumió apapacho de Nahle
Los hechos parecen estar dándole la razón. La noche del martes pasado, Ramírez Zepeta “cerró el día saludando a nuestra gobernadora, la ingeniera @rocionahle”. Apuntó en las redes sociales que: “Siempre es valioso coincidir y compartir ideas”. Su texto lo publicó y lo acompañó con una fotografía donde se ven sonrientes, ella incluso más expresiva que él a la hora de posar para la cámara, sin ningún signo de que esté molesta con él por haber llevado a la derrota a su partido, con lo que inauguró su gobierno, más bien respaldándolo a la vista de todos. Es la imagen de un subalterno que fue a visitar a su jefa, que esperaba una reprimenda y a cambio recibió un apapacho.
No se sabe si ella le pidió o le sugirió que hiciera pública la imagen o si él la dio a conocer por iniciativa propia, para presumir que mientras que el senador Huerta y militantes de su partido están solicitando su renuncia, tiene todo el apoyo y la simpatía de la primera morenista del estado. Haya sido una cosa o la otra, lo cierto es que la imagen no deja lugar a dudas que está bien en su ánimo y que para nada está molesta por su desempeño, y hasta se podría interpretar que por su cabeza no pasa la idea de removerlo del cargo, si es que de la dirigencia nacional desean que entregue la presidencia.
Si el Gobierno se come a Morena, entonces no sirve para nada nada
Manuel Huerta dijo en su declaración que “eso” (la dependencia del dirigente de la gobernadora) no puede ser, “el partido tiene que ser autónomo, el que guíe las acciones de gobierno, ese es el problema de fondo”. Mencionó que un día anterior un periodista del puerto le dijo que “llamar a eso es imposible. No. Aquí está mi caso, fui dirigente contra un gobierno (el de Yunes) e hice ganar a mi partido, no yo solo, como dirigente participé en ese esfuerzo, entonces es posible que el partido, y eso es lo vital, esté separado del gobierno; cuando el gobierno se come al partido e instruye y se vuelve el patrón, y el otro se vuelve empleado, entonces no sirve para nada, no sirve para nada, para nada es nada”.
El legislador de la Cámara alta fue fundador de Morena en 2014, y en 2015 llegó a la dirigencia estatal. En 2018, como presidente estatal de su partido, hizo que Morena ganara la presidencia de la república, la gubernatura y la mayoría de las diputaciones locales y federales. Siendo delegado de Bienestar, en 2021 fue determinante para que su partido ganara alcaldías como nunca antes, y en 2024 dejó instalada la estructura, también de Bienestar, con la que Morena arrolló en las elecciones y llevó a Rocío Nahle a la gubernatura con una votación histórica de poco más de 2 millones de votos, cifra que en 2025, con Ramírez Zepeta al frente de su partido, acaba de perder más de la mitad.
Huerta comentó que él no tiene problemas con los actuales dirigentes de Morena, “yo no tengo ningún problema, ellos son los que se hacen bolas porque no logran explicarle a la militancia los magros resultados que obtuvieron, y yo a lo que llamo es a que sean prudentes y autocríticos y que revisen bien dónde quedó la bolita”.
Le achacan todos los males, se queja
Se quejó de que le achaquen todos los males. “Ya nada más falta que me acusen de que yo hice la micro refinería y que por mí no va a haber futbol de primera división en Veracruz. No tengo nada que ver. Me achacan todos los males, pero realmente creo que hay muchos preocupados porque he estado trabajando toda la vida y unos que no trabajan a lo mejor en esos contrastes y en los resultados se ponen celosillos, yo hasta pensé que querían ellos tener la foto con Yunes porque a lo mejor ellos sí tuvieron relaciones, no muy visibles”.
Sacó a colación entonces que antes de que ganara Morena, “a mucha honra, con Rosa María (Hernández Espejo) aquí ya había ganado Ricardo Exsome la alcaldía y se la robaron, y acuérdense quiénes estaban (los Yunes) y qué hacían y quiénes aflojaron para entregarle al PAN en ese momento la alcaldía de Veracruz”.
Es abierta y pública la división en Morena en Veracruz
Todo lo antes consignado no deja lugar a dudas de que Morena en Veracruz está dividido y que la aparente toma de posición de la gobernadora Rocío Nahle al lado del grupo de Esteban Ramírez Zepeta, de total filiación cuitlahuista, hace a que ella no esté por encima de alguno de los intereses en pugna y por lo tanto no sea quien pueda lograr la unidad, pero tampoco se ve la autoridad de alguien de la dirigencia nacional ni a la misma presidenta Claudia Sheinbaum para lograr que los morenistas veracruzanos superen sus diferencias y se unan.
Así, todo indica que la actual dirigencia va a continuar y que junto con la gobernadora maneje la elección intermedia de 2027, y que el senador Manuel Huerta se mantendrá en su actitud de crítico y autocrítico, aunque no pueda influir en la toma de decisiones.
La situación es viento favorable para la oposición si se mantiene unida, trabajando y si presenta buenos perfiles para las candidaturas a diputados locales y federales dentro de dos años. El columnista tiene testimonios de morenistas que pretenden emigrar y sumarse a Movimiento Ciudadano