La cacería furtiva, contaminación y destrucción de sus hábitats, así como los golpes de las hélices de las propelas de diversas embarcaciones, amenazan la vida del manatí, destacó Blanca Cortina Julio, investigadora de la Universidad Veracruzana (UV) y experta en este mamífero acuático y herbívoro.
A propósito del Día Nacional del Manatí, que desde 1999 se celebra cada 7 de septiembre, la integrante del Instituto de Investigaciones Biológicas de esta casa de estudios, explicó que una de las características de estos animales es su lenta reproducción; las hembras tardan 12 meses en gestar a sus crías, les amamantan entre uno y dos años y, en general, viven juntas de dos a cinco años.
Esta interdependencia es crucial para que sobrevivan, y cuando ello sucede y –además– logran sortear las amenazas antes citadas, los manatíes pueden llegar a vivir cerca de 60 años.
De ahí la importancia de proyectos como el de “Conservación y recuperación del manatí en el Sistema Lagunar de Alvarado”, desarrollado por la UV desde hace 25 años en este lugar y en el que diversas generaciones de estudiantes e investigadores han trabajado con pobladores de la región, recuperando sus saberes e incentivándolos a adoptar nuevas prácticas con esta especie en peligro de extinción.
Cortina Julio destacó que el manatí es un animal protector de los lugares que habita. Se alimenta de mangle, pastos marinos, algas y lirios, por lo que es un excelente reciclador de nutrientes y abona distintas especies de flora que crecen en los humedales.
Además de ello, esta especie indica la salud del entorno en donde vive, pues cuando enferma o muere es muestra de que algo se encuentra mal en la zona.
La bióloga relató que en las culturas mesoamericanas el manatí era considerado la sirena de los humedales, aunque desgraciadamente era cazado y su carne considerada de excelente sabor.
En México este mamífero habita en los estados de Campeche, Chiapas, Tabasco, Quintana Roo y Veracruz. En entidades de otros países en los que habita, como Florida en Estados Unidos, no son cazados, pero sí hay mucha mortandad debido a las colisiones con las embarcaciones.
Carlos Hugo Hermida Rosales