Por las condiciones ecológicas que presentan, los helechos resultan interesantes para describir patrones y procesos de disturbio, pero están considerados en peligro de extinción y deben de ser incluidos en programas de conservación, propuso el investigador de la Universidad Veracruzana, César Carvajal Hernández.
Durante el Seminario Internacional sobre Diversidad, Ecología y Conservación de Pteridofitas, el académico presentó los resultados de dos estudios realizados en Veracruz por un grupo de investigadores sobre el impacto antropogénico en la riqueza de helechos.
Explicó que estas plantas constituyen un grupo cosmopolita con una alta riqueza de especies a nivel mundial, y su reproducción no depende de un polinizador ni dispersor que lleve las esporas de un lugar a otro, sino que es de forma casi exclusiva de factores abióticos.
Para conocer el impacto que la actividad humana está teniendo en la riqueza de helechos, Carvajal Hernández expuso que un grupo de científicos integrado por Jorge Gómez Díaz, Juan Carlos López Acosta, Thorsten Krömer, Michael Kessler y él, realizó dos estudios en territorio veracruzano.
Uno fue en un bosque mesófilo de montaña (BMM) en el centro del estado (sierra de Chiconquiaco), en donde analizaron los diferentes grados de perturbación y su impacto en la riqueza de especies. Observaron un mosaico de diversos ambientes con un bosque maduro, vegetación secundaria de diferentes edades (acahuales), cafetales bajo sombra, pastizales, árboles remanentes, y pinus patula de más de 20 años.
Establecieron 12 parcelas de muestreo de 10 por 10 para realizar sus registros y colecta de especies, así como consulta de ejemplares de herbario; encontraron 81 especies en todo el sitio, constatando que en la medida en que hay un aumento en la perturbación del bosque, la riqueza de helechos disminuye, de tal forma que de 53 especies observadas en este bosque primario, se disminuye hasta en 16 especies en el cultivo de pino.
Encontraron también que existen especies sensibles a los cambios microclimáticos, y otras con alto nivel de tolerancia a factores estresantes, lo que hace una amplia gama de posibilidades en cuanto a sus adaptaciones, por lo que consideran importante entender qué pasa con ellos y en la dinámica de los ecosistemas cuando hay perturbaciones.
El segundo estudio fue un gradiente altitudinal en una zona del Cofre de Perote, que comprendió los puntos de La Mancha, Palmarejo, Chavarrillo, Los Capulines, El Zapotal, El Encinal, Los Pescados y El Conejo, ubicados a diferentes altitudes sobre el nivel del mar y con diferentes tipos de bosques, observando un gran contraste climático que define el contraste de tipos de vegetación.
Para realizar el estudio trazaron 120 parcelas encontrando 155 especies de helechos y licopodios, que representa el 27 por ciento de la flora reportada para el estado de Veracruz (574 especies); nuevos registros para Veracruz (Elaphoglossum pallidum, E. squarrossum, Polystichum muricatum); en tanto que en el BMM encontraron una mayor riqueza (97 especies).
A través de un dendrograma de similitud, observaron que los helechos también participan en los procesos de sucesión ecológica que se está dando en esta parte del BMM.
El bosque mesófilo de montaña se desarrolla en altitudes en donde más especies de helechos se encuentran; en México está representado en menos del uno por ciento del territorio, y la mayoría de los helechos que habitan en ese ecosistema son sensibles al disturbio antropogénico. De las cerca de mil 30 especies que hay en el país, 27 se encuentran protegidas por la Norma Oficial Mexicana (NOM) NOM-059-Semarnat-2010.
José Luis Couttolenc Soto
