EN EL CHILATOLE DE HOY: Todos, todas, todes

David Fernández Opinión

David Fernández

El lenguaje inclusivo tan de moda entre los amantes de lo políticamente correcto es una lata, por decir lo menos. Señalan sus defensores que utilizar las palabras en masculino de algún modo invisibili… invisiblili… insembili… hace invisibles a las mujeres.

Según entiendo para ellos debe existir alguna relación entre el sexo femenino y el hecho de que la lavadora, la estufa, la plancha y la cocina sean de género femenino.

Se sorprenderían al enterarse que en el idioma inglés no hay género semántico. De hecho, ellos usan el artículo the para varones y mujeres indistintamente y desarrollaron los mismos estereotipos culturales que los hispanos.

Aún así, quienes abogan por el uso de “les amigues” argumentan que una palabra, por ejemplo “todos”, arrastra un significante eminentemente machista. Creo que ignoran que “todos” viene del latín totus que quiere decir entero; y este mismo viene del indoeuropeo teuta, que quiere decir tribu.

Una tribu es un conjunto de personas que provienen o bien de una misma familia o de familias asociadas entre sí. Y hasta donde me enseñaron en la primaria sólo hay dos tipos de personas: hombres y mujeres.

A pesar de eso, hay quienes aseguran que dado que la cultura mexicana tiene una mala fama de machista, “todos” hace pensar únicamente en hombres. No obstante, el significante cambia de persona a persona, de comunidad a comunidad. Mientras que para ellos “todos” significa un grupo de hombres, para mi abarca a un grupo heterogéneo de personas, a una tribu, a un grupo social.

Para darles gusto lo razonable sería que utilicemos “les todes”, pero aunque a mí decir que “Todes nosotres amames a les gates” me suena a francés, es antinatural.

Sabemos que el lenguaje se transforma todo el tiempo; adaptándose a nuevos significantes y reconfigurando sus palabras, pero siempre de manera natural, por el simple hecho de ser un fenómeno humano. Hablamos como respiramos, de manera espontánea, natural y por necesidad. 

Ahí es donde falla el lenguaje inclusivo. Si bien otros lenguajes artificiales se han hecho un nicho es nuestra sociedad, lo han logrado porque satisfacen necesidades prácticas y palpables, no como éste que satisface necesidades abstractas y ambiguas que existen sólo en la mente de quienes lo promueven.

Como sean las cosas, “todos” no puede ser tan invisibilizante, como excluyente es la palabra “todas”.

David Fernández: Originario de CdMx, con licenciaturas en Derecho y Ciencias de la Comunicación; diplomados en Administración, Finanzas, Derechos Humanos, entre otros; ha realizado estudios en Historia y Religión; actualmente cursa la maestría en Desarrollo Pedagógico. Periodista en medios del centro y sur del estado; así como catedrático en nivel medio superior y superior.

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