Quiero iniciar este comentario con una afirmación que para cuando acabe de leer este texto podría parecerle cínica, pero no tenga duda, lo es completamente: no puede haber reconciliación sin un poco de sangre. Y cuando digo “sangre” no me refiero a sangre de verdad, sino a dolor.
Una vez dicho esto quiero decir que, así como se habla del “chairo desubicado”, podríamos hablar del “falso fifí”. Mientras el primero vendría siendo un clasemediero acomodado o un adinerado que apoya a Andrés Manuel López Obrador, el segundo sería una persona que según el Coneval y el INEGI no tiene ingresos suficientes para ser de clase media (ósea que es pobre) o apenas logra pasar el umbral; son generalmente de tez morena, que defiende al prianismo y a los “empresarios”. El entrecomillado es porque la mayoría de los empresarios son pobres y los “falsos fifís” tienen en la mente a los grandes magnates, que los desprecian sin conocerlos.
Bueno, eso de que los desprecian es idea mía, no lo sé en realidad. No conozco magnates, lo que si conozco son gente de clase media desde la más acomodada hacía abajo. Los conozco porque me crié en un hogar así y también despreciaba a los pobres. No era un desprecio como odiándolos, sino que no me gustaba su olor (todos tenían el mismo), su apariencia, sus modales, ni mucho menos su comida. Además, creía en los dogmas fifís como “es pobre porque quiere” y “el trabajo duro”. Todo cambió cuando salí del seno familiar y vi que yo, por mí mismo, era pobre. Claro, no lo descubrí de inmediato. Ha sido un viaje, pero por ahora conténtese con saber que si apoyo a los chairos es porque soy uno de ellos.
Por lo anterior, cada tanto viene algún “falso fifí” (con historias de pobreza de verdad, no como la mía) y me cuestiona sobre AMLO y su disque polarización. Me dicen que solo aviva el resentimiento y me cuestionan sobre sino debería hacer un llamado a la unidad del país.
Sobre la polarización les digo que siempre ha existido, solo que no la veíamos en nuestra burbuja; al principio les explicaba que era una cuestión de desigualdad, cosa que aún creo, pero más que lo anterior, ahora creo que se trata del abuso provocado por ella.
Por ejemplo, una persona sin estudios, con familia y que gana el salario mínimo estará dispuesto a soportar horas extra sin paga y otra falta de prestaciones con tal de no perder ese ingreso; y las empresas sabiendo eso abusarán y abusan del obrero.
Otro ejemplo: en un juicio por pensión alimenticia de un hombre que percibe 300 mil pesos mensuales contra una mujer que percibe 5 mil. ¿Quién cree usted que ganará? El primero sobornará a los jueces y hará todo lo que esté a su alcance para no pagar, aunque al final pague lo mismo o más. Se trata de poner en su lugar a quienes son inferiores.
Nuestra sociedad hoy es como si hubiera un tipo que te estuvo jodiendo toda la primara y en la secundaria siguió jode y jode, igual en la prepa chingue y chingue; y también en la universidad. Y de repente entran a laborar en la misma empresa, pero tú eres el gerente y él un trabajador cualquiera; y ahora te dice: “ay no manito no seas rencoroso, si todo estaba bien antes ¿de dónde tanto resentimiento?”.
¿Qué si el Peje debería llamar a la reconciliación del país? Pues debería, pero me da gusto que no lo haga.