Xalapa.- A un mes del paso del huracán Grace por el norte de la entidad, el Viacrucis para damnificados no concluye. Algunos habitantes de Papantla, Álamo y Castillo de Teayo han recurrido a bloqueos carreteros, plantones en oficinas e incluso la retención de trabajadores de Bienestar, para exigir ser incluidos en el censo de damnificados que levantó el gobierno federal.
“Al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador le pido que nos ayude, porque son muchas las personas a las que no lo incluyeron en el censo”, piden los habitantes.
Lo peor es que aquellos damnificados que han logrado cobrar los apoyos, con la esperanza de recuperar un poco de lo perdido, ahora son víctimas de la inseguridad que prevalece en la zona, y han sufrido asaltos que los han dejado con las manos vacías.
Al respecto, Ladrón de Guevara dijo que en tiempo récord han entregado 43 mil de los 65 mil apoyos programados.
Mientras que el mandatario estatal pidió a la población acudir a los lugares donde se están haciendo las aclaraciones “porque ya hay uno que otro, de todos los colores que andan ahí viendo qué beneficio sacan y no, esto es beneficio para la gente afectada”.
“Usted ya tiene su casa techada, no necesita el dinero”, le soltaron a damnificada
Minerva Suárez Ponce, de 70 años de edad, habitante de Castillo de Teayo, uno de los 28 municipios más golpeados por el huracán Grace, lo dice con todas sus letras: “Al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador le pido que nos ayude, porque son muchas las personas a las que no lo incluyeron en el censo”.
La madrugada del 21 de agosto, los vientos de Grace arrancaron de tajo las 22 láminas que cubrían la vivienda, que Minerva habita con su mamá, una mujer de 91 años e hipertensa. De pronto, sus cuartos, cocina, estufa, colchón y ropa quedaron a la intemperie, “todo se echó a perder”.
Minerva Suárez puso sus esperanzas en el Censo de Bienestar como la vía de recuperar un poco de todo lo que perdieron durante el siniestro. Mientras la ayuda del gobierno federal llegaba, se apoyó en un sobrino, unos ahorros y un dinero que pidió prestado, para poner su casa en pie.
“Nada más de láminas fueron 20 mil pesos, porque como había afectados por todos lados, subieron los precios. Yo no tenía dinero, tuve que pedir prestado para poder comprarlas, un sobrino me dio los tubos para ponerlas, y así repuse el techado”.
La mujer relata que el día que la censaron, los de Bienestar le tomaron sus datos, le pusieron el sello en su vivienda, le entregaron una tira de papel con un folio, y le prometieron que ellos la llamarían cuando fuera el momento de recibir el recurso.
Pero el tiempo pasó y nunca le hablaron. El fin de semana, Bienestar convocó a los damnificados del municipio para repartir el recurso federal, y Minerva Suárez no estaba incluida. La mujer no podía creer lo que le pasaba, así que fue a las oficinas y pidió informes.
–“Usted no salió sorteada”, le dijeron.
–“Usted ya tiene su casa techada, no necesita el dinero”, le soltaron, ante su insistencia.
Minerva Suárez salió indignada de las oficinas de Bienestar, y refunfuñando: “¡Claro que está techado, tenía más de 8 días que mis cosas se estaban mojando, todos los días estaba lloviendo, no podía tener a mi mamá a la intemperie!”.
La mujer descartó pertenecer a una organización política, ser líder de colonia, o tener algún interés de lucrar con los apoyos federales. “No somos líderes, somos nosotros los pobres los que estamos reclamando”.
“Hay gente afectada por el huracán que no incluyeron en el censo”: Tomás Pasarán
A un costado de la casa de Minerva Suárez, viven Elvira Vázquez Suárez y su esposo Tomás Pasarán Ponce. El día del huracán su casa de láminas de asbesto sufrió daños en el techo, y todo lo que había dentro de la vivienda terminó mojado.
“Se mojó todo lo que había dentro, cama, ropas, mueble, una televisión pero lo que más se me mojó fue la ropa, unos muebles, la cocina” dice Tomás Pasarán Ponce, habitante de Castillo de Teayo.
Cuando los brigadistas de Bienestar pasaron a su vivienda, junto a su esposa Elvira Vázquez le mostraron todos los daños. “Les enseñamos todo: mi ropa, mis cobijas, los muebles, que estaba escurriendo, ella nos dio una tirita de papel, un sello que pegó en la pared, le tomaron la foto a mi esposo”.
Este fin de semana Bienestar comenzó los pagos en Castillo de Teayo, pero Elvira Vázquez y su esposo no fueron considerados en el censo. Y a pesar de que han ido a las oficinas a preguntar la razón, no les saben dar explicaciones.
Se han pagado 43 mil de los 69 mil apoyos que deben repartirse: delegado
El delegado en Veracruz Manuel Huerta Ladrón de Guevara informó que de los 65 mil apoyos que se programaron distribuir entre los afectados, ya se han entregado 43 mil, y con los pagos que se hagan entre este lunes y martes se concluiría en un 100 por ciento la entrega de apoyos a damnificados.
En entrevista para AVC Noticias, dijo que sólo quedarán pendientes unos mil 500 o 2 mil casos que están en revisión, “por algún dato que haya estado mal”.
Con relación a personas rezagadas o que aseguraron que no fueron consideradas en el censo, Huerta Ladrón de Guevara comunicó que hasta el momento sólo tienen conocimiento de situaciones de esta naturaleza en Tecolutla, donde personas no pudieron acudir a censar, pues los afectados tenían covid-19 o alguna otra imposibilidad para recibir a los trabajadores del bienestar.
El delegado estatal se refirió sobre los bloqueos de carreteras en el norte de la entidad por presuntos afectados, aseguró que se está dando atención a esta gente, siempre y cuando demuestren que efectivamente sufrieron de alguna afectación grave.
“Nadie va a medrar con la desgracia ajena, no vamos a atender grupos, sino a los ciudadanos y justos reclamos siempre y cuando estén documentados”, dijo en referencia a los actores políticos que están aprovechando para obtener beneficios personales.
Sobre asaltos a personas que cobraban sus apoyos, aseguró que fue una situación menor, que sólo se registraron cuatro saltos en la región de Papantla y otro en Poza Rica “son muy menores a los que ocurren diariamente, yo lo que he visto es a la gente contenta con esta nueva forma de atención, personal y cercana”.
Con información de AVC/ Tania Rivera y Eirinet Gómez