Xalapa, Ver.- Domingo, 13:45 de la tarde. Decenas de personas esperan afuera de «Los Argonautas» en el centro de Xalapa, su entrada es guiada por un camino de copal. El humo y el silencio inunda la librería, sólo se escuchan los autos que bajan con rapidez por Rojano. La procesión se detiene frente a un altar lleno de flores amarillas donde sonríe Marduck Garrido a un año de su partida.
Escritores, músicos y amantes de los libros, pero sobre todo amigos del librero, se reunieron en el espacio que logró construir para recordarlo. En medio de anécdotas y poesía consideraron que Marduck “fue y sigue siendo central en la comunidad literaria de Xalapa”.
El evento inició con una ceremonia budista encabezada por el también librero Eligio Ramírez, dueño de la Rueca de Gandhi, seguido de colocar ofrendas como libros, grabados y flores en el altar.
Rafael Toriz, uno de los promotores del evento, expresó: “Una de las muchas cosas que nos quitó la pandemia fue hacer difícil el duelo, compartir con otras personas que sienten la pérdida. Por eso este evento es algo muy significativo que sale del corazón para recordar a Marduck que fue y sigue siendo central en la comunidad literaria de Xalapa… y esa es la intención, saber que somos una comunidad y que mejor que hacerlo en Los Argonautas, la casa de los peregrinos y los forasteros”.
Las ofrendas poéticas iniciaron con la voz de Esther Hernández Palacios, quien leyó lo que a juicio de la escritora es la mejor elegía: la elegía escrita por Miguel Hernández luego de la muerte de su amigo Ramón Sijé “a las aladas almas de las rosas/ del almendro de nata te requiero,/ que tenemos que hablar de muchas cosas,/ compañero del alma, compañero”.
Después de escuchar la entrecortada pero potente voz de la escritora, se unieron otros integrantes conocidos en la comunidad literaria xalapeña tales como Brianda Pineda, Alejandra Méndez, Yuliana Rivera, Maximiliano Sauza, Camila Krauss, Juan Carlos Bautista y Hugo Vázquez Rementería.
Entre las lecturas, no faltaron las anécdotas para retratar al “librero bibliófilo apasionado”. Por ejemplo, Camila Krauss recordó aquella famosa anécdota que siempre contaba Marduck sobre cómo casi pierde el ojo en Chiapas y Maximiliano Sauza destacó su generosidad al proponerle un proyecto de traducción que finalmente no pudo continuarse.
Tampoco faltó la música. La bailarina Cecilia Gómez vestida con traje flamenco y profundamente emocionada aseguró que “yo no soy tan buena hablando, pero puedo intentar expresar lo que siento con mi cuerpo”. Dando vueltas en medio de los espectadores y zapateando con fuerza se robó los aplausos.
El evento finalizó con música del sonero Helio del Campo, quien con su jarana se unió a la ofrenda para recordar al librero a un año de su partida.
Con información de AVC