Columna Sin Nombre

Opinión Pablo Jair

@pablojair

+ Reforma Judicial, esta misma semana.
+ Van contra jueces que pretenden frenar la reforma.
+ Bancada del PRI se va sin pelear.

Por si las moscas, duerma vestido y con un pan a la mano.
–Chopenjawer

Si hay algo que caracteriza a los tabasqueños es que son muy tercos, obstinados. Así los conocemos los vecinos sureños.

El mejor ejemplo lo tenemos en Palacio Nacional.

Imagínese a usted a un personaje que a inicios de los años noventa hizo dos recorridos a pie desde Tabasco hasta la Ciudad de México.

La primera marcha la denominó “El Éxodo por la Democracia” y tardó 10 semanas en llegar a la capital del país. Con esa larga caminata, logró que tomaran en cuenta algunos resultados fraudulentos en su tierra natal y hasta tumbó al gobernador en turno.

La otra sería “La Caravana de la Democracia”, por las elecciones fraudulentas cuando compitió contra el reconocido tramposo Roberto Madrazo, a la par que sus simpatizantes tomaron pozos petroleros para protestar contra la privatización de Petróleos Mexicanos. Esta lucha le daría mayor reconocimiento nacional desde un estado pequeño, pero estruendoso.

O sea, el vato tozudo viajó más de mil kilómetros, paró en diversos pueblos y así se mantuvo por varios días… Cualquiera pudo haber abandonado la idea y decir “¡Al carajo, ya me cansé, me duelen las patas y nadie me pela!”, pero no… No un tabasqueño terco (que ya suena a pleonasmo).

Ahí tiene a ese terco (que le encanta la lucha como modus vivendi) convirtiéndose en el 2000 en jefe de Gobierno de la Ciudad de México pese a las trabas que le ponían porque ¡cómo iba a ser posible que un tabasqueño fuera a gobernar a los chilangos y al centro del poder nacional!… (¿le suena conocida la cantaleta?).

Cuando fue alcalde de la megalópolis también inventó algo que se convirtió en su sello personal para gobernar: las famosas conferencias de prensa “mañaneras”, que desde las 7 am dictan la agenda nacional.

Ese terco también fue dirigente del partido de izquierda que alguna vez fue el más emblemático: el de la Revolución Democrática (PRD), que llegó a ser la segunda fuerza política en el país. Posteriormente renunciaría, y el PRD se transformaría en un chiquero que finalmente ya fue clausurado, por voto popular, este 2024.

Ese mismo terco intentó en tres ocasiones ser Presidente de la República: primero en 2006, con resultados muy cerrados que indicaban un probable fraude electoral, aunado a una feroz y puerca campaña mediática en contra. Por esas elecciones, el terco encabezó una protesta que cerró por varias semanas la avenida Reforma.

Posteriormente se la jugaría en 2012, pero tampoco ganó. De hecho, la diferencia de votos fue peor para él.

Finalmente ganaría en 2018, ampliamente y sin discusión.

¿Y cómo ganó ese terco? Con algo que se llama Movimiento Regeneración Nacional, que todos veíamos como otra de sus tantas ocurrencias. Ahí veíamos a algunos talacheros estar en plazas y parques de varias ciudades del país anotando a sus simpatizantes.

Pero nadie, en verdad, nadie, o muy pocos, esperaban que ese movimiento se convertiría en menos de 7 años en el partido de más poder en la república mexicana, primero ganando algunas curules federales y estatales, luego alcaldías, luego gubernaturas, el Senado y hasta la Presidencia de la República.

MORENA, en poco tiempo, arrasó con ese terco a la cabeza.

Hablamos de un país donde el terco entendió la circunstancias que nadie quería ver; capitalizó el descontento popular contra los que han vivido por años del presupuesto: la élite, la nomenklatura, la cúpula, los oligarcas de un país clasista, racista, muy polarizado, pero donde la mayoría siempre ha quedado fuera de las oportunidades por esa clase política rapaz que se resiste a irse a la gaver (que quiere decir “muy lejos y para siempre”).

Ese terco les ha ganado todas; sigue siendo un testarudo que todos los días se levanta muy temprano para dictar línea con su “mañanera” sin sentarse ni un minuto por más de dos horas (la neta, eso se me hace impresionante; en un ratito ya ando buscando donde arranarme).

El empecinado en cambiar al país ha resistido de todo: nadie le puede decir lo que es una protesta, una toma de calle, una marcha, ser reprimido; tiene todos los terrenos ganados.

Ya fue desaforado, descalabrado, exhibido, atacado con todo, denigrado.

Vaya, hasta el dichoso “cuarto poder” que se supone tiraba línea en este país, pasó a ser de quinta –o quizás hasta décimo– porque el terco entendió los nuevos hábitos de información en la sociedad mexicana y los ganó antes en redes sociales y otras plataformas.

Quizás no es un presidente perfecto. En lo personal eso de estar opinando de todo y meterse hasta en asuntos de otros países se me hace como que muy de hueva. Le juro que en las “mañaneras” que me ha tocado cubrir llega un momento donde uno piensa: “mi presi, no se extienda; vámonos rapidito para que tengamos chance todos”, pero al final de cuentas es su estilo.

Dirán lo que quieran, pero López Obrador se anda –aparentemente– despidiendo en medio de una popularidad enorme y con proyectos que quedarán para la historia como el Aeropuerto “Felipe Ángeles” que tumbó al de Texcoco; el Tren Maya, el Interoceánico y la refinería de Dos Bocas, que ahí va, poco a poco, tomando fuerza.

Y así el terco López Obrador se va despidiendo dejando otro legado: darle la batuta a la primera mujer presidenta en el país, algo que incluso algunas democracias avanzadas en el mundo –como la de Estados Unidos– no han tenido nunca.

Sobre el famoso AMLO sólo hay dos sopas: lo amas o lo odias. Te cae bien o te purga. Simpatizas o lo repudias. Así es de polarizante su figura.

Pero AMLO siendo AMLO, siendo terco choco-jarocho, ya se nos quedó en la memoria colectiva y quizás no nos toque ver cuál será el veredicto final del juicio histórico.

Pero lo que se ve ahorita no se juzga: AMLO se está despidiendo y no se ve un país en llamas o al borde del caos. Tampoco la mentada dictadura venezolana que tanto nos advirtieron.

Yo sólo veo a un México contento con su presidente. Disfrutando lo votado.

No por nada, la aplastante mayoría que ahora a muchos les duele, pero que ya era necesaria para cambiar al país.

Ahora, el terco se va a “La Chingada”, que, ahora sabemos, siempre estuvo en Palenque.

NOTA PARA PEGAR EN EL REFRI: Dice el gober Cuitláhuac que la Reforma al Poder Judicial será discutida y votada en esta misma semana. No hay que ser brujos para adivinarle: traen todo para sacar adelante el famoso Plan C sin que nadie los detenga. De hecho, este domingo 1 de septiembre se instaló el Congreso General de la LXVI Legislatura, para después dar la primera lectura al dictamen por el cual se reforma el Poder Judicial. Para el próximo martes se entra de lleno al debate en lo general y en lo particular…

OTRA NOTA: De acuerdo a información de El Universal, “la bancada de Morena en la Cámara de Diputados analiza interponer un juicio político contra los jueces que dictaron la suspensión de la discusión de la reforma al Poder Judicial, señaló el diputado Ricardo Monreal, coordinador del grupo parlamentario”…. ¡Moooookos!… Ah, por cierto, la aplanadora morenista desestimó las dos suspensiones que dictaron los dos jueces de Distrito.

LA ÚLTIMA PORQUE MAÑANA TALACHA ADMINISTRATIVA TEMPRANO: “Nosotros creemos que no podemos ir a una sesión de debate del dictamen, porque hay dos suspensiones, de dos jueces, y por lo tanto le aviso que nosotros nos vamos a retirar. Nos retiramos de esta sesión porque dos jueces dijeron que había suspensión, con la misma legitimidad que el tribunal electoral”, expresó el diputado Rubén Moreira, coordinador del PRI… y abandonaron la sesión de este domingo. Los que ya tienen rato en esto de las lecturas políticas, dicen que en realidad es un aval del tricolor a la reforma del Poder Judicial; algo así como que “hago como que me enojo y protesto”, sin meterse a una pelea estéril sobre un tema que pinta para aprobarse sin tanto rollo.

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