Veracruz, Ver.- Los ataques de pánico, caracterizados por la aparición repentina de miedo intenso acompañado de síntomas físicos y psicológicos, deben ser atendidos de manera oportuna para evitar afectar la calidad de vida de quienes los padecen, según la psicóloga del IMSS en Veracruz, licenciada Paola Úbeda Sierra.
Entre los síntomas físicos que pueden presentarse durante un ataque de pánico se encuentran las palpitaciones fuertes y aceleración en la frecuencia cardiaca, sudoración, temblores, dificultad para respirar, sensación de mareo o adormecimiento, escalofríos o sensación de calor, náuseas o malestar estomacal, y sensación de entumecimiento u hormigueo. Los síntomas psicológicos incluyen despersonalización (sensación de separarse de uno mismo), desrealización (sensación de que lo que se vive no es real), miedo a perder el control y a volverse loco, así como miedo a morir.
Los factores de riesgo para sufrir ataques de pánico incluyen la genética, tener poca tolerancia al estrés, haber experimentado pérdidas o separaciones recientes, tabaquismo y, aunque puede afectar a ambos sexos, es más común en mujeres.
Úbeda Sierra resaltó que los ataques de pánico no representan un peligro directo para la vida, pero que son una respuesta del cuerpo a un peligro percibido, que en la mayoría de los casos es imaginario. Es importante que quienes experimentan estos ataques hablen con las personas a su alrededor para que estén preparados y sepan cómo brindar apoyo.
Además, la psicóloga del IMSS compartió recomendaciones para ayudar a alguien que sufre un ataque de pánico: mantener la calma, asegurarse de que la persona cuente con espacio para caminar y respirar y, si es posible, acompañarla a un lugar más tranquilo.
“Es fundamental que quienes enfrentan ataques de pánico busquen apoyo profesional, ya que esta condición afecta la calidad de vida e incluso puede ser incapacitante. En el IMSS en Veracruz Sur, contamos con Módulos de Salud Mental donde un equipo profesional brinda apoyo y tratamiento”, explicó la especialista. El abordaje temprano y adecuado puede marcar la diferencia para mejorar la vida de quienes sufren esta condición.
