Gilberto Haaz Diez, columnista de Veracruz

Acertijos

Gilberto Haaz Opinión
“Para enterrar a los muertos”, escribió León Felipe, “cualquiera sirve, cualquiera, menos un sepulturero”. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LAS FRASES DE LA GUERRA
Quizá la mas grande proclama de la Guerra la dio Winston Churchill, cuando dijo: “Seguiremos hasta el final, lucharemos en Francia, lucharemos en los mares y océanos, lucharemos con una confianza cada vez mayor y con una fuerza cada vez mayor en el aire, defenderemos nuestra Isla, cueste lo que cueste, pelearemos en las playas, pelearemos en los desembarcos, pelearemos en los campos y en las calles, pelearemos en los cerros; nunca nos rendiremos”.
HUBO ALGUNAS QUE FUERON UN DESASTRE.
Cuenta Tácito que cuando lo romanos pasaron desapareciendo sitios, alguien dijo: “Dejaron esto hecho un desierto y lo llamaron paz”. Así eran.
AQUELLA DE HEMINGWAY
“Nunca pienses que la guerra, por necesaria o justificada que sea, no es un crimen”. Hemingway tenía 18 años cuando se ofreció como voluntario para ser conductor de ambulancia durante la Primera Guerra Mundial.
LUIS BUÑUEL, cerca ya de la muerte, manifestó que lo ideal sería poder levantarse de la tumba cada 10 años, comprar el periódico, ver un telediario, enterarse de los últimos chismes, tomarse un martini y volver al cementerio.
El campo de batalla es una escena de caos constante. El ganador será el que lo controla, tanto el propio como el de los enemigos. (Napoleón Bonaparte)
GENGHIS KAN, a sus 20 años había conquistado medio mundo, dijo un par de cosas: «Conquistar el mundo a caballo es fácil; desmontar y gobernar es lo difícil”. También se le atribuye la frase: “Soy un castigo de Dios. Si no hubieras cometido grandes pecados, Dios no habría enviado un castigo como yo”.
SHAKESPEARE VICTORIA
Esta última victoria fue celebrada por Shakespeare en su obra Enrique V. La arenga del rey a sus soldados antes de la batalla es una de las invenciones más memorables que el escritor ha aportado a la creación del mito de la inglesidad: “Nosotros pocos, nosotros felices pocos; nosotros, una banda de hermanos. Porque el que hoy derrame su sangre conmigo, será mi hermano… Y los gentilhombres, ahora en la cama en Inglaterra, se creerán malditos por no haber estado aquí”.
ALEJANDRO MAGNO, que sabía de memoria La Ilíada, dijo a sus soldados: «Mirad cómo arden los barcos, ésta es la razón de que debéis vencer, ya que de no hacerlo, no volveréis a vuestros hogares, el mar es el único camino de vuelta y sólo podréis regresar en los barcos de los enemigos».
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