De la pobreza a las grandes nóminas. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LOS DEPORTISTAS DE ELITE
Cuando la cámara de televisión afocó a la madre de Carlitos Alcaraz, y se jugaban los puntos para el triunfo, ella le decía: “Ahora, ahora”. Es decir, que ya no dejara más tiempo. No se pudo y el tiempo se fue hasta lo máximo. Luego de esa odisea de haber presenciado el juego más largo en Roland Garros, queda en la historia que no solo fue el más largo, fue el más emotivo que pudo haber ganado cualquiera de los dos. Y cuando Jannik Sinner fue derrotado, lucia solitario en esa cancha y más tarde posteó un mensaje. Decía: •La gente que me conoce me ayudará a superar este momento. A veces das y a veces, como ahora, te toca recibir. Seguro se alegrarán de que vuelva a casa. Somos una familia sencilla. Mi papá no estuvo hoy aquí porque estaba trabajando”. Si estuvo la madre, que seguía con emoción al hijo, sembrado número uno y comencé a investigar y era cierto, alguien que ha leído esa historia, yo aún no tengo tiempo porque el médico me tiene incapacitado a medias, cuenta que la familia llegó de Alemania a Italia y eran muy pobres. Y me fui entonces a recordar la historia de todos aquellos que han sido pobres, muy pobres, y hoy son los más grandes en billetes. Hablo de Messi y Cristiano Ronaldo, aunque hay muchísimos más, que hoy están llenos de millones y aviones privados y dinero para seis generaciones.
LA POBREZA EN LOS GRANDES
Solo voy a referirme a dos, a Messi y Cristiano Ronaldo, aunque hay muchísimos que de la pobreza se encumbraron a los millones. Cristiano escribió algún día, cuando le preguntaron por qué su madre siempre vivía a su lado. Dijo: “Mi madre me crió sacrificando su vida por mí. Ella dormía con hambre para que por la noche yo pudiera comer. No teníamos dinero para nada. Ella trabajaba 7 días a la semana y por la noche como limpiadora para comprar mi primer botín para que yo pudiera ser jugador, todo mi éxito está dedicado a ella. Y mientras tenga vida siempre estará a mi lado, teniendo todo lo que yo pueda brindarle. Ella es mi refugio y mi mayor regalo”.
Alguna vez en una entrevista a Andrés Iniesta en el diario El País, de esos niños que llevaban a la Masía de Barcelona de 11 años y allí los dejaban a que aprendieran futbol y escuela, alguien le preguntó qué hacían esos zapatos viejos colgados allí en su cuarto: “Esos los tengo a la vista para que no se me olvide el esfuerzo de mis padres cuando me compraron mi primer par de zapatos, porque no tenían dinero”.
El caso Messi. Todos conocen la historia de la servilleta del restaurante con que se firmó el contrato de Messi con Barcelona. Llegó a la Masía porque sus padres no tenían dinero para el medicamento del crecimiento, que requería, y no solo esa servilleta es histórica guardada bajo siete llaves, sino que allí parieron al mejor futbolista de estos tiempos, que la vida le llevó a ser multimillonario y lleno de contratos, avión privado y muchas propiedades.
C’est la vie, diría un francés.