Acertijos

Gilberto Haaz Opinión
Amarte no fue una elección, fue un destino. Camelot
Gilberto Haaz Diez
CANDADOS AMOROSOS
Es el Día del Amor y la Amistad. Hoy las florerías hacen su agosto, como en los días de los difuntos, porque con flores siempre se recuerdan los buenos y malos momentos y también los de día de duelos. Hay muchas formas de manifestarse, poco hay ya de las serenatas, que han pasado al olvido, cuando el enamorado llevaba el gallo a la novia o pretendiente y las canciones se oían en las madrugadas, alegraban a ella y a los vecinos, algunos llevaban mariachis, pero ahora ceo que andan un poco caros. Miles de formas de cómo agasajarla a ella o a él. Los restaurantes hacen su agosto, desde días están ofertando los mejores menús a los mejores precios y con o sin música.
Hace algunos años yo mero caminaba París, lo he hecho varias veces, presumo, y veía una nueva forma de expresar el amor, como si se escribiera un poema de Julio Cortázar: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.
Al amor le han cantado bardos y poetas y músicos, lógico. Poesías las hay como aquella Los Amorosos, de Jaime Sabines: “Los amorosos callan. El amor es el silencio más fino, el más tembloroso, el más insoportable. Los amorosos buscan, los amorosos son los que abandonan, son los que cambian, los que olvidan”.
Señales de amor las hay. Desde el que envía ahora por las redes sus mensajes, subliminales o no, hasta una nueva forma de amar que han fijado en muchas de nuestras ciudades, en Orizaba hay dos, una en el Puente de la Borda y otra en el Puente que va a Palacio Municipal. Les ha dado por fijar candados, porque aseguran que con ese candado no hay quien los separe de ese amor encadenado.
Y esa idea comenzó en París, yo recuerdo en muchos de sus legendarios puentes que pusieron candados Yale y de todas marcas, hasta que ya no cabía uno más. Un problema para las autoridades llegó. A los parisinos se les hizo feo y horrible, ya ven ustedes cómo son los parisinos, los retiraron, luego pensaron qué hacían con todo ese fierro.
París subastará este sábado los “candados del amor” que en un tiempo adornaron los puentes de la capital francesa. Colgados allí por turistas y amantes durante la última década, los candados, cuyo peso casi hizo colapsar a algunas estructuras, eran considerados una monstruosidad por los parisinos.
Esta es la primera subasta de candados del amor en el mundo. La ciudad espera recaudar de la venta entre 150.000 euros (US$163.000) y 200.000 euros. La recaudación se destinará a organizaciones benéficas que ayudan a los refugiados.
Si bien los orígenes de la tendencia de los candados del amor, iniciada hace aproximadamente una década, no son claros, se convirtió en un fenómeno global: se encuentran candados en el puente de Brooklyn en Nueva York, en la Gran Muralla de China, cerca del Millennium Bridge de Londres y en los puentes de Estocolmo.
En la capital francesa, para desazón de los parisinos, se convirtió en una tradición para los amantes, en su mayoría turistas, sujetar los candados metálicos a los puentes, empezando por el Pont des Arts, una estructura peatonal de metal y madera que une desde 1804 el museo del Louvre con el barrio de Saint-Germain-des-Prés en la orilla izquierda. Cuando se agotó el espacio en el Pont des Arts, los amantes buscaron otros puentes, barandillas sobre las orillas del Río Sena y farolas callejeras, generando la indignación generalizada de los habitantes de la ciudad.
Hasta que les dijeron: Ya basta. Ni uno más.
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