Acertijos

Gilberto Haaz Opinión
El regreso a casa. Haiga sido como haiga sido. Camelot
Gilberto Haaz Diez
LOS DEPORTADOS DE TRUMP
Cada uno de nosotros sabe de algún paisano que labora en Estados Unidos. Uno los ubica desde hace tiempo trabajando en el campo, en los restaurantes, en las cocinas, de meseros o lavaplatos y pocos, pero lo hacen, han creado comercios de venta de hot dogs o lo que se les ocurra. Recuerdo en Nueva York hace algunos años, cuando hospedados en hotel céntrico por Times Square, salíamos en busca de restaurante donde hicieran o unos ricos hot dogs o huevos al gusto, que los mexicanos son excelentes cocineros. Se suman así a la gran economía de Estados Unidos. Ese día nos llamó la atención que en ese buen restaurante la mayoría de los trabajadores eran poblanos, y por eso muchos le llaman a la Gran Manzana Puebla York. Por tanto paisano poblano. Hice una encuesta Mitofsky y al preguntar si había alguno de Veracruz, brotó el grito de un paisano terrablanquense. Venia de nuestro mero pueblo y platicamos un rato. Los migrantes mexicanos al trabajar lo hacen con la honradez, eficiencia y las ganas que ya los americanos no quieren hacer, ellos quieren chambas fáciles, ninguna de esas donde hay que ponerse una friega de tamaño gigante, sobre todo, cuando andan en el campo, lo mismo en la pisca de algodón, que en la siembra y cultivos, que por eso comen bien y bonito los americanos, gracias a esas manos trabajadoras mexicanas. Leo en Notiver que Pedro Santos Morales, fue uno de los trabajadores deportados por Trump. El problema era que él tenía 26 años trabajando en Dallas, Texas, y cuando llega el ICE levanta parejo. Lo grave de esto es que con la racia o redada policial, se los llevan y ni tiempo les dan de avisar a las familias. En este caso notiveriano, la esposa y sus dos hijas de 12 y 11 años se quedaron en Texas. Él recibió una carta de repatriación en le estación migratoria de Ciudad Acuña, y un descuento para el autobús para viajar a Veracruz, donde desea reiniciar su vida. Gachos. Son levas que realizan sin mirar si la gente tiene años trabajando legalmente. Al menos un Juez ya paró un poco en seco a Trump, para evitar que los nacidos en Estados Unidos se les retire la ciudadanía, como lo marca su Constitución. Los Padres Fundadores de la Patria deben estar removiéndose en sus tumbas. Desde la llegada del tormento trumpista, han repatriado a más de 4 mil mexicanos, cifra aceptada por la presidenta Sheinbaum. Hay que abrirle los cielos a las naves americanas que traen de regreso a los nuestros. Gustavo Petro de Colombia cometió un error al cerrar las vías del aire a los aviones americanos. Hay que dejarlos que lleguen, es muy cierto que se enojó el presidente colombiano, porque los traen esposados y sin respetar sus Derechos Humanos, ni modo que arriba del avión se vayan a escapar. Ni que tuvieran paracaídas. Es mejor que lleguen por las buenas, porque por las malas comienza la amenaza de los aranceles y ante eso hay poca defensa. Es un mundo de violencia contra los inmigrantes. Pasarán los días y quizá los años y este hombre, que en su campaña gritó a los cuatro vientos que repatriaría a medio mundo, lo está cumpliendo. Menos mal que los envía rápido a México, no fuera que los tuviera en un campo que a veces asemeja a campo de concentración, sobre todo en estos días que se cumplen 80  años de la liberación del campo de exterminio en Auschwitz, que los soldados americanos hicieron en esa Segunda Guerra Mundial, una experiencia muy dolorosa e inhumana.
Qué Dios cuide y proteja a nuestros paisanos.
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