Cuando el hielo impone. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EN CALAFATE/LA PATAGONIA
Calafate es un pueblito de 20 mil personas, bello, como de cuento de hadas, en su centro no hay negocio ni casa que exceda de dos pisos, ni Mc Donalds ni Tacos Bell ni esas franquicias, hace un frio del carajo. Se cena y se pernocta para esperar la tour del otro día, que te lleva a ese Glaciar llamado Perito Moreno en homenaje a Francisco Moreno, que fue Perito y al ser contratado para que delimitara los límites geográficos, dio el fallo a Argentina, y de allí el nombre. Cenamos en un asadero llamado Don Pichón (nada que ver con Pichón Preñado, un político de mi pueblo), excelente los bifes y el cordero y las pastas. Tienen fama de su cordero, no el que quita los pecados del mundo. El otro.
EL RECORRIDO
Muy temprano pasa el bus por nosotros. 8am, vamos a un recorrido cerca de una hora, a los 85 kilómetros donde posa eterno el Glaciar. Vigilado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, y por Natgio, que filmó apenas la caída del puente, un verdadero trozo gigantesco de hielo, miles de toneladas que cada cuatro años, como los cuernos de los venados, muta y los deja caer para comenzar el ciclo de volver a formarlo, eso se ve en Youtbe, pique usted caída de puente glaciar Perito Moreno y ahí está. Hace tiempo, una guía nos dijo que una curva cercana se llama la curva de los suspiros, y no dijo por qué, cuando llegamos a ella todo mundo lanza un wooow de exclamación. Allí estaba ese imponente Glaciar, majestuoso, con sus millones de años como vigía de esta Patagonia, lugar muy inhóspito que poco a poco pueblan. Glaciar que avanza dos metros diarios, pero los retrocede. En Calafate, por ejemplo, hace no mucho la población era de 6 mil personas, ahora es de 20 mil. Es un lugar donde la gente viene a trabajar temporalmente, y así ha venido el crecimiento poblacional. Tierra donde nació el presidente Kirchner. Hay aún muchas calles sin pavimentar, las aledañas a los hoteles, es por los corruptos políticos que los han dirigido, este país, Argentina, no se ha merecido tanto corrupto que los ha gobernado, como nos ha ocurrido a México. Con lo que tienen, no debían tener penurias. Llegamos, nos trepamos al barco que nos llevará frente al enorme trozo de hielo, la gran masa de hielo aparece ante nuestros ojos, Dios dotó esta Naturaleza de magia. Es solo la mano de Dios la que pudo haber creado esto. El Parque Nacional Los Glaciares cobija ahora a más turistas que nunca, la guía me cuenta que llegan japoneses, que antes no venían, y algunos americanos, europeos siempre, y el turismo argentino. Los autobuses pendientes, han logrado un profesionalismo en los servicios. Se deja el barco y se va a pie hasta el mirador, imponente se ven sus cinco kilómetros de ancho y 60 metros de altura hasta el agua, dicen que para abajo son 220 metros, todo mundo con las selfies tirando fotos que ahora los teléfonos se convirtieron en cámaras de paparazis. Diez, quince, cincuenta, las fotos que quieras, los ríos humanos caminan y se detienen a ello, hace mucho frio, y mucho viento, dicen los meteorólogos que estos días terminan los vientos, el viento es lo que más hace daño, un viento frio que pega en el rostro y uno debe andar tapadísimo. Abandonamos una hora y pico después, y vamos a un restaurante local, a un refrigerio. Mucha gente, de gran impacto turístico. Los camiones esperan para el retorno, regresar al hotel, dormir otra noche y al otro día de regreso a Buenos Aires, a los dos últimos días para partir de regreso a casa. Fue un domingo completo, el impacto de ver ese Glaciar.