Cuando la tercera generación aguanta los vendavales. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EL LEGADO DE LOS AZCARRAGA
Dice un dicho que más pierde un pobre cuando enriquece, que un rico cuando empobrece. Debe ser cierto. Hace nada, por estrategia, Emilio Azcárraga Jean se apartó de la presidencia de Televisa, pero es solo estrategia por una investigación de la FIFA, para no dañar a la empresa. Saldrá avante, porque la mercadotecnia así lo indica, desde cuando su abuelo llegó a formar al primer Azcárraga, hasta El Tigre, que con dos pilares, Guillermo Cañedo en el futbol, y Jacobo Zabludovsky en su noticiero estelar, forjó y formó lo que en aquel tiempo, y aún lo es, era un imperio de la comunicación. Era un poco como decían de Walter Cronkite. “Si lo dijo Cronkite, es cierto”. O aquella otra cuando los líos de Vietnam, el presidente Lyndon B. Johnson angustiado, dijo: “Ya perdimos a Cronkite, es tiempo de irnos”. Así los comunicadores con su presencia. Con el Tigre Azcárraga no había problema, se volvió un soldado del presidente y solo esas campanas tañían en Chapultepec 18, ni las de Notre Dame, eran la de Los Pinos. Desde aquel tiempo que, en los estertores de su muerte, pidió hablar con el presidente Ernesto Zedillo y lo visitó en Miami. Le pidió que, por todos los servicios prestados a la patria, no permitiera que a su hijo Emilio le quitaran Televisa. Muchos tiburones, entre ellos Carlos Slim, acechaban en esas aguas. No solo Emilio tercero logró la presidencia, la aupó y la llevó a caminos de éxitos. Creció la empresa y hasta el lujo se dio, en la pasión que heredó de su padre, ganar últimamente tres campeonatos con el América de su vida.
Aquí unos extractos de El País.
“En un exclusivo piso de Los Ángeles, un 3 de marzo de 1997, el hombre más poderoso de los medios de comunicación en América Latina de la época, el presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Milmo, El Tigre, daba a conocer su retiro y el paso de mando a su hijo: Emilio Azcárraga Jean. El anuncio se hizo en horario estelar en el noticiero 24 horas: “Ha llegado el momento del relevo, ahora los retos que vienen en la imagen, el cable y el satélite, necesitan sangre joven, agresiva e inteligente”, dijo el patriarca del emporio familiar desde la sala de una de sus residencias. A su costado, un joven Azcárraga Jean escuchaba atento las palabras de su padre y, hasta ese día, jefe. Durante la emisión, el heredero solo contestó una pregunta del periodista Jacobo Zabludovsky sobre el futuro de la compañía. Sus primeras declaraciones como dirigente de la empresa se remontaron a la historia de Televisa: “La filosofía de la compañía viene de hace muchos años, primero con mi abuelo y luego con mi padre, y yo quiero seguir esa misma filosofía que ha sido muy buena”, dijo.
“En 2016, a sus 48 años, Azcárraga Jean anunció en el noticiero de Joaquín López-Dóriga una nueva etapa en Televisa, más abierta a los jóvenes y a las nuevas plataformas tecnológicas. “Lo que se viene es el segundo cambio más importante que me toca liderar y siempre le voy a apostar a cambiar, si no arriesgamos no vamos a ganar y prefiero perder arriesgando y cambiando, prefiero perder arriesgando con nuevos formatos a quedarnos estancados”, dijo y cerró su participación tomándose una selfie con López Dóriga. Sin embargo, dos años más tarde, en enero de 2018, el nieto del fundador de Televisa dio un paso de costado y dejó la dirección de la empresa familiar para ocupar solo el asiento de la presidencia del grupo. En su mensaje a inversionistas, el empresario aseguró que Televisa continuaría fortaleciendo su posición en México como una de las empresas de telecomunicaciones con mayor crecimiento y como el principal productor de contenidos en español a nivel mundial».
Fin de la nota de El País.
Larga vida a Televisa. Vivirá otros mil años más.