*La vida es un viaje y quien viaja vive dos veces”. Camelot.
ULTIMO DIA Y EL REGRESO
Partimos al regreso, hago un recuento del último día. Un viaje de pisa y corre en el mismo Viva Aerobús. De miércoles a sábado. Ventilando lo que se pueda contar, porque la vida es solo cuento de cuentos contados por nadie, diría Saramago. Llevo mis vivencias y sorpresas. El Covid nos enseña nuevas cosas, muchas han cambiado, por ejemplo, al regresar por la noche y notar que el cuarto del hotel no lo habían aseado, como se acostumbra, llame a la administración y me dijeron que, por el protocolo del Covid, ahora hay que avisar que vayan a limpiar el cuarto. Otra, hace dos años que por aquí anduve en el mismo hotel, había dos canales de TV en español: Telemundo y Univisión, ahora no hay ninguno de los dos y me quedé sin ver al paisano Raúl Peimbert y sus noticieros y a Jorge Ramos y los programas deportivos, que son excepcionales. Bajé a la administración a quejarme, me dijo el manager que hacía poco habían cancelados esos canales y le dije que ahora que regresamos, una mayoría somos mexicanos y queremos ver nuestra tele en español, que no se le olvide que el español lo hablan en el mundo 591 millones de personas, según el Instituto Cervantes, y que no se le olvide que Carlos V llegó a decir: “Hablo en español a Dios, italiano a las mujeres y alemán a mi caballo”.
EN EL OUTLET DE MERCEDES
Ir a Mercedes es visita obligada. Allí está el Outlet cercano a Mc Allen, donde las tiendas al aire libre se subliman. Pensé encontrarlo con muchas tiendas cerradas, pero no, casi no hay tiendas cerradas, aguantaron bien la crisis, sortearon la tempestad del Covid con poco personal, había tiempo que solo dos empleados atendían, ahora comienza a revitalizarse. Hay de todo, de ropa casual y deportiva, perfumería, electrónica, bolsas de damas, todo en un mismo sitio, unas 100 tiendas al aire libre donde hay que cabecear el calor y allí cerca, en un predio al lado encontré hace años un plantío de algodón y me bajé a hacer una pizca, yo mero, el algodón solo lo conocía comprando en Simi, ahora en esta zona les da por plantar algodón y se ve que les reditúa buen negocio. Volverá a funcionar la frontera. Dejo pendiente para mañana ultimo día la visita a la Plaza Mall, para ver cómo van sus tiendas.
LA VACUNA
Aproveché el viaje y como vine a visitar a la tía Mercedes, me vacuné con la tercera dosis, la de Pfizer. En cualquier changarro de ellos, Walmart o Walgreens o los que fijen, te las ponen con solo hacer una cita por Internet. Llegas a la hora que te fijan, das unos datos, si eres alérgico a algo, etc., tus datos personales y en menos que canta un gallo te están vacunando, no solo eso, te regalan un bono de 5 dólares por si algo quieres comprar allí. Amables las enfermeras y los médicos que inyectan. Al lado de nosotros estaba una señora de Reynosa, que cruzó la frontera para traer a vacunar a sus hijos pequeños, no que en México hasta el gobierno federal se ampara para no vacunar a los pequeños. Aquí a los que viven en la frontera les va muy bien, llegan y los vacunan y solo piden esperar unos 15 minutos por si da alguna reacción y a su casa, o a las compras.
EL SITIO DE LA BICICLETA
Pegado al hotel, a unos cien pasos, en el cruce de la calle Boulevar Rowe, hay un ceremonial de muerte, como han fijado en México algunos. Sucede que, en dos esquinas allí fijas, hay un par de bicicletas pintadas en blanco y encadenadas a un árbol y con flores. En ese cruce dos bicicletistas murieron atropellados, como ocurre en muchas partes del mundo. Están llenas de flores, ceremonial de los amigos que cubren su pena y el deseo que los extrañan. Allí sigue año con año que vengo a esta zona. Descansen en paz.
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