Lo dijo Federico García Lorca: El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LOS LIBROS
Leer libros ahora es un acto de heroísmo, no por lo abultados que estén o por que puedan ser aburridos o medio entretenidos, es por los precios, no bajan de cuatrocientos y tantos pesos, los menos, y eso va en contra de cualquier bolsillo. Pero c’est la vie, diría un francés. Estoy metido en los libros. Carlos Dossi ha dicho de ellos: «Nunca escribo mi nombre en los libros que compro hasta después de haberlos leído, porque sólo entonces puedo llamarlos míos». Así ando, hojeando uno por aquí, otro por allá.
EL DE BENEDETTI
Tomé uno que vi en el escaparate de la mesa donde abultan títulos. Las tienda del hombre más milloneta del planeta.
Era de Mario Benedetti. «Canciones del que no canta».
En recuerdo de su gran amor, de una relación que duró sesenta años, Benedetti escribe:
«Nos encontramos siendo niño y niña / y nos fuimos queriendo de a poquito
Novios conscientes / luego nos casamos y cumplimos 60 años de suerte
Una mañana ella empezó a extraviarse / no encontraba la casa madrileña
Y a mí me fue naciendo la piedad / como una nueva forma del amor».
Tiene otro que llamó mi atención.
LOS AUTORES
Mis autores
Cuando leí a Juan Rulfo, crecí cuatro centímetros, cuando leí a Machado fue un milagro, con Vallejo pude soñar a gusto, con nuestro Onetti asimilé lo insólito y con Quiroga supe de tristezas. El bueno de Cortázar me convirtió en su cómplice, en Felisberto me encontré con Kafka, y en Kafka con la jaula que buscaba sus pájaros, en Paco Urondo optimismo hasta el pozo, en Roque Dalton su faro de indócil.
José Emilio Pacheco medio mundo y su fuego. Juan Gelman el amor hecho tragedia. Marcel Proust las disculpas de la culpa. Neruda su muestrario de metáforas. García Márquez ya no sé cuántas cosas.