*La historia cuenta lo que sucedió. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LA LEYENDA (GUTIERREZ BARRIOS)
Un 30 de octubre del año 2000, el hombre nacido en Alto Lucero, Veracruz, un 26 de octubre de 1927, murió cuando era senador de la república, a escasos dos meses de ser congresista. Ya no vio el derrumbe de su amado PRI, cuando un vaquero con botas llegó a sepultarlos. Era la memoria histórica de México, para lo bueno y lo malo. Y era temido por todos, desde los presidentes hasta el conserje de cualquier edificio. Un día Carlos Salinas de Gortari lo convirtió en leyenda. Y se lo llevó de Veracruz a Gobernación, porque necesitaba apretar con mano dura y encarcelar a La Quina, el poderoso dirigente petrolero. No le duró ni un round, a Gutiérrez Barrios. Yo le conocí poco, cuando llegó a Veracruz a gobernador, en Orizaba lo recibimos un grupo de comerciantes de la Cámara de Comercio y de los Industriales, en aquellas Ferias Expori. Quería mucho a Orizaba, porque aquí vivía un cuñado, Alberto (Tito), hermano de su esposa, doña Divina. Le traté también cuando el afamado Luis Antonio Pérez Fraga me invitó a que le coordinara dos actos empresariales, en Córdoba y Orizaba, en el tiempo que venía de candidato al senado. Uno fue con su amigo personal, Domingo Muguira Revuelta y otro en el restaurante del Toreo de Orizaba. Era gente agradecida, con mano tersa pero firme, muy educado. Jamás la palabra fuerte, pero con esa mirada doblegaba a quién se le pusiera enfrente como adversario o enemigo. Cuando él llegó a gobernar Veracruz, la maluria salió por piernas, huyendo. No querían nada con él. Su caminar por la Dirección Federal de Seguridad y por los cuerpos policiacos y por la segunda posición de mando en el país, lo hacían un hombre fuerte y firme. Una amiga me dice que siempre encargaba, como gobernador, que llevaran unos dulces que le gustaban porque necesitaba del azúcar. Le llamaba caramelitos agrios, pero se llaman acuarios. Fue de todo y sin medida. Alcanzó la cúspide más alta que un paisano puede tener, el gobierno de Veracruz. Y no llegó a la presidencia, porque no estaba contemplado entre el equipo de los tecnócratas de Harvard, si no, allí hubiera andado. Fidel Castro le adoró, cuando les perdonó la vida y la cárcel y salieron de Tuxpan a hacer la revolución cubana, para desgracia de los cubanos. Aquí gobernó poco tiempo, escasamente un par de años, pero es recordado como un buen gobernador, ah, y una leyenda.
EL PAPA FRANCISCO Y MESSI
Aunque es fanático del San Lorenzo de Almagro, el Papa Francisco siempre reconoce la grandeza de Leonel Messi. Por mediación del primer ministro de Francia, el Papa recibió la camiseta de Messi totalmente autografiada. Respondió: “Querido hermano te agradezco la camiseta que me mandaste y la dedicación, siempre con tu sencillez”, dijo el Papa en el video divulgado este viernes. Durante la audiencia del lunes en el Vaticano, el primer ministro de Francia, Jean Castex, le entregó una camiseta de Messi con su nuevo equipo, el Paris Saint Germain, con el número 30 en la espalda y una dedicatoria de puño y letra que reza “Con mucho cariño”.
El Papa remató diciéndole a Messi, que lo admiraba, “porque no se te subieron los humos a la cabeza”.