*De Churchill: “Un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable”. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
CON MIGUEL ALEMAN MAGNANI
Revisando mi hemeroteca fotográfica, encontré una foto que data del año 2000, y que fue tomada en Chicago, con el fondo de sus rascacielos. Estoy con Miguel Alemán Magnani, el hijo del exgobernador de Veracruz y nieto del presidente de la República. Hoy anda en líos con el SAT, pero me dicen que, exiliado momentáneamente en París donde tiene la nacionalidad francesa, está defendiendo el caso y vendrá a México a solucionarlo. Fue junto con su padre, los primeros empresarios que fueron a Palacio Nacional a presentar sus respetos al presidente AMLO. Les aplicaron la llave china, su línea aérea entró en problemas y cuando entran en problemas, los líos y las deudas se acumulan por todos lados. Un amigo de ellos me dice que saldrán adelante. Ojalá. Y ahora mismo la Suprema Corte declaró inconstitucional la prisión preventiva en supuestos delitos fiscales. Es decir, este gobierno primero te entambaba y luego averigua, por eso muchos empresarios salieron del país, para defenderse fuera de la cárcel. La SCJN le quitó un garrote a la 4T. No juzgo su proceder económico, hablaré un poco de ellos dos, el padre y el hijo, porque lo poco que los traté siempre fueron la amabilidad caminando, cierta vez cuando el candidato a gobernador andaba de gira en Veracruz y Yo Mero con mi hijo Juan Carlos, por invitación de Fidel Herrera Beltrán, coordinador de la campaña, le organizamos algunos eventos artísticos estatales en el estado. Siempre el atento saludo y el agradecimiento del gobernador, y de su esposa, doña Christiane Magnani, del hijo ni se diga, ellos mamaron atención y buenos modales desde el principio. Ese mismo tiempo comió en mi casa junto a la jerarquía eclesiástica de la región, los curas, pues. Sacerdotes todos comprometidos con la región. Alguna vez vi también al hijo en la Televisa de Chapultepec, viendo qué artistas traíamos a los eventos de campaña. En ese año 2000, fuimos invitados algunos periodistas y comunicadores, yo mero llevaba la representación de la radio XEJF de Tierra Blanca, y mis escritos iban a Notiver y Crónica. Fue el gobernador de Veracruz a entregar una cabeza Olmeca, del escultor Ignacio Pérez Solano, cuenqueño de Tlacotalpan, al alcalde de Chicago, Richard Daley. Ha llovido desde ese tiempo. 21 años, que si 20 años no es nada, 21 son algo.
TOREO DE ORIZABA
Ese toreo no lo tiene ni Obama, llegarían a decir en aquel año de 1994. Un 23 de octubre de aquel año, hace la friolera de 27 años, se inauguró la orizabeña Plaza de Toros La Concordia, una obra del gran empresario Luis Gutiérrez Príncipe. Yo recuerdo que cuando el viejo toreo lo derrumbó el temblor y le componían lo que podían, Luis envió a que se le pudiera techar con plástico, que poco sirvió porque un mal día un duro viento se lo llevó. Pero no se quedó con las ganas. En cuanto pudo construyó uno en otro terreno y lo elevó a los altares de la tauromaquia. Un toreo todo techado, cómodo, céntrico, donde aquel día, me recuerda El Vale Lamoglia, hubo lleno hasta el reloj, y torearon Manolo Arruza, David Silveti y Jorge Gutiérrez, luego más tarde llegarían los grandes rejoneadores y los toreros españoles de primera, no vivía el gran Manolete, sino a ese mismo Gutiérrez Príncipe lo hubiera traído. Era y es un orgullo orizabeño. Ese día el dueño partió plaza al lado de los toreros. Hoy está en manos del Ayuntamiento y lo utilizan como centro de espectáculos, que debía llamarse La Concordia-Luis Gutiérrez Príncipe, en homenaje a su fundador y creador. Donde quiera que estés, Luis, aquí sigue tu gran obra. Un orgullo de Orizaba.