De Menotti: El futbol es arte, pasión y engaño. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
ESE VESTIDOR
Con que el vestidor tenga líos, adiós los partidos, llegó a decir Alfredo Di Stefano, cuando le preguntaron algo del futbol y militaba en el Real Madrid. Netflix estrenó hace unos días una serie corta de David Beckham, el papucho de papuchos, su ascenso desde pequeño al Manchester United hasta su boda con la Spice Girl, que se convirtieron casi en Ladi Diana y el mamón príncipe Carlos, hoy convertido en rey. Es una buena cinta documental, que narra también una parte de los líos del vestidor, cuando llegan nuevos entrenadores o surgen las envidias. Este escribiente vio una vez al Barcelona de Riquelme, he visto con mis propios ojos a los tres Barcelona grandes, al de Riquelme, el argentino que era grande, el de Ronaldinho, que llegó un día al Querétaro y su grandeza la traía en la piel, cuando apenas llegaba Messi y Rafa Márquez ya era un príncipe de la defensa, uno de los mejores de Europa y al Barcelona de Messi, con su grandeza. Pues un mal día un entrenador se ensañó con Riquelme, como en la cinta de Netflix un entrenador se ensaña con Beckham, le dijo a Riquelme que le diera dos vueltas al campo, porque estaba gordo y Riquelme lo mandó por un tubo, o sea, al carajo o a la chingada, como el rancho de AMLO. Y Riquelme no demoró mucho, se marchó y a su barco le llamó libertad. Igual ocurrió con Beckham, el entrenador lo mandaba a correr solo y luego le dio banca, cuando era el más grande del Manchester. Cuando pudo, se largó al Real Madrid y su mundo no volvió a ser igual, con un contrato de 250 millones de dólares, los gringos, que les sobra el billete verde, lo contrataron para un equipo de Estados Unidos y hoy Beckham es codueño del Miami, donde juega Messi. Cuento esto porque en Chivas surgió una rebelión contra el entrenador, un hombre de apellido impronunciable, Veljko Paunović, ex-futbolista serbio, nacionalizado español. Actualmente dirige al Club Deportivo Guadalajara de la Primera División de México. A este hombre lo contrataron por medio de Fernando Hierro, exfutbolista y entrenador del Real Madrid, ahora director deportivo del Rebaño Sagrado, quien un día lo propuso al dueño de Chivas y llegó y los llevó a la final y por poco ganan ese torneo. Un conocedor de Chivas, Tavo Rodríguez Pasquel Bravo, me dijo que la disciplina que les puso en el primer torneo los llevó a la final, pero que a ciertos jugadores no les gustó, entonces comenzaron a aflojar y perder partidos hasta que el serbio se hartó y les dijo: Ya me voy. Y se va, dirige su último juego y va a España a dirigir un equipo español. Así son los vestidores de los equipos, si hay rebelión tumban al entrenador.
LA SALADA CASETA DE CAPUFE
Cuando quitaron esa horrible caseta de Fortín, que hacía imposible el tráfico entre Córdoba-Orizaba y Fortín, la gente se alegró. Se terminaron las grandes colas y aquello era nuestro Disneylandia. Pero a Capufe se le ha olvidado derrumbarla, con todo y que las cámaras de comercio de la zona ya pidieron su derribo por el peligro que representa. Ha habido dos accidentes duros, donde la gente, que no conoce la zona, se ha estrellado en la parte de cobro. Otro problema lo representó que se pusieron a arreglar el Puente de Metlac y los malosos aprovecharon para comenzar a asaltar a los automovilistas, sobraron los ejemplos, y la Guardia Nacional, que ya solucionó el asunto de los robos en la Cumbre de Maltrata, poniendo camionetas cada 20 kilómetros, alguna vez se han contado hasta 14 patrullas, ahora se le vino el problema a Fortín. Cuando no es Chana es Juana, diría el refrán.