De Saramago: “¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?”. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LOS MAGNICIDIOS
Los magnicidios (El magnicidio es el asesinato de una persona con un cargo importante, usualmente una figura política o religiosa. El magnicida suele tener una motivación ideológica o política, y la intención de provocar una crisis política o eliminar un adversario que considera un obstáculo para llevar a cabo sus planes) tienen un porqué y una justificación. Para que sean bien ejecutados, hay que liquidar, matar al tirador o tiradores. Ocurrió con el asesinato de JFK, cuando Lee Harvey Oswald fue asesinado por Jack Ruby delante de toda la prensa y en vivo por la televisión que cubría el evento, para callarlo para siempre y que nunca dijera que él solo había sido un impostor, allí puesto por los conjurados. En Ecuador, ayer ocurrió otro igual, pasó lo mismo, el tirador fue ejecutado cuando no hay que matarlos, porque deben hablar, pero ellos mismos se encargan. “Viviré hasta que haya alguien que cambie su vida por la mía”, dijo un día Álvaro Obregón, cuando era presidente de México. Y se la cumplieron, el día menos pensado en el restaurante la Bombilla.
LOS CUATRO QUE NO SON CORCHOLATAS
Ayer la Alianza opositora hizo el primer corte de caja. Sorprendió a muchos (a mí también), que entre los cuatro que quedaron, como la canción de los perritos, se colara Beatriz Paredes que, llegó muy tarde a la carrera, y todos los que andamos de mirones en esto, pensábamos que solo quedarían tres: Xóchitl Gálvez, Enrique de la Madrid y Santiago Creel, pero lo de la Betty quizá sea un homenaje y reconocimiento a su carrera partidista, porque eso de meterse a la pelea, se duda. No se hagan bolas, diría el ínclito algún día cuando la candidatura de Luis Donaldo Colosio, es Xóchitl. Si no van con ella, les pasará lo que Dante pronostica, se hundirán como el Titánic. Xóchitl es la única que puede dar la pelea, Creel no pasa la prueba, Enrique de la Madrid es bueno y cae bien, pero le falta llegar al pueblo un poco. Ayer la misma Xóchitl declaró a un medio que, si gana, y llega al out 27 anotando la carrera, integrará a todos en el Gabinete, por eso muchos le ven a De la Madrid como secretario de Gobernación.
LOS LIBROS QUE AGRAVIAN A GARZA SADA
En Monterrey, que es la cúpula del empresariado mexicano y donde el gobernador de Nuevo León de MC ya dijo que allí no se distribuirán esos libros de texto, sumándose a unos pocos estados de la oposición donde no se repartirán, ayer varios columnistas comentaron que en aquel crimen que impactó a México y a Nuevo León, cuando mataron a Eugenio Garza Sada, viene con un cúmulo de datos que deshonran la memoria de quien era y es su hombre fuerte y una gente muy querida y recordada. Hecha por comunistas, asegura un empresario, entre ellos un asesor de Hugo Chávez y Maduro de Venezuela, el texto que explica aquel crimen, alaban a los criminales. Como si los criminales fueran héroes revolucionarios. Cito al columnista Jorge Fernández Menéndez: “En el libro se miente hasta con los términos: el intento de secuestro y asesinato de Eugenio Garza Sada es descrito como un intento de “retención” del empresario. Tampoco se dice que Garza Sada fue asesinado, sino que “murió” junto con su chofer y dos elementos del comando guerrillero. El asesinato de Garza Sada es paradigmático, porque desde un año y medio antes de su muerte, a manos de integrantes de la Liga 23 de Septiembre, el gobierno de Luis Echeverría, que tenía infiltrada a esa célula, conocía toda la preparación de ese intento de secuestro que terminó en asesinato, sabía quiénes participarían, cómo y dónde. Y no es una suposición, como lo mostramos en el libro Nadie supo nada (Grijalbo, 2019, en su nueva edición), todo está documentado por memorándums de la desaparecida Dirección Federal de Seguridad. La historia confirma que hubo participación y tolerancia del gobierno de Echeverría e, incluso, que se conocía previamente, al detalle, lo que ocurriría. Fue un crimen cobarde.