De Irene Vallejo: “Amar es alegrarse, escribió Aristóteles. Alegrarse por lo que se recibe y sentir cariño hacia la causa de esa alegría”. Camelot
Gilberto Haaz Diez
ENRIQUE DE LA MADRID EN ORIZABA
11:30 del día. Caluroso, ahora en Orizaba hace calor por las mañanas y en las tardes llueve, fiel a su costumbre de ser llamada Pluviosilla. Hace un par de días se había anunciado la gira de Enrique Octavio de la Madrid Cordero (1 octubre de 1962), precandidato quien, junto a Xóchitl y Creel, lideran las firmas y la búsqueda de la candidatura opositora. Como me queda a cuadra y media de mi orizabeña oficina, pues allí me tenéis yendo a saludar al candidato, que no hace mucho había venido a Orizaba y había cenado junto a un grupo representativo de empresarios, y, además, tuvo un acto de 2500 personas en el Metropolitano. Ahora venía a un lugar más chico, pero imponente y bello. Se impactó al ver el Teatro Llave, un teatro porfirista que luce como de los pocos que hay en el país, compite con el Degollado de Guadalajara, el Juárez de Guanajuato, Bellas Artes no, porque eso es el Vaticano en teatros mexicanos, pero si con el Teatro de la Republica de Querétaro y con otros más. Allí llegué y con un reducido grupo esperaba la hora de dialogar con orizabeños. Hablamos en corto de los problemas del país, ha recorrido la República y dialogado con muchísima gente, conoce las carencias de México y quiere ir en busca de soluciones, afuera se instaló una carpa para que, quienes quisieran firmar, lo hicieran allí mismo. La carpa lucia bella, porque al fondo tenía el kiosco del Parque Castillo y la bella y gran Catedral. Muchos lo ven bien, es hijo de presidente y en los desaparecidos Pinos, mamó cultura política en tiempos que su padre gobernó el país (1982-1988). Gente sencilla, quiere llegar a la meta, barriéndose o cómo sea. Algunos han especulado que, si es Xóchitl y gana la presidencia, Enrique sería un excelente secretario de Gobernación, porque de todo esto se espera un Gobierno de Coalición, como en los parlamentos europeos. Abogado de la UNAM y con una maestría en la escuela JFK de Harvard, Enrique lucha contra el tiempo, ahí va, tomándose las selfies con toda la gente que asiste, estrechando sus manos, viéndolos a los ojos, pidiéndoles que firmen, y escuchando deseos de buena suerte.
EL SIMBOLISMO DE LOS LEONES
El león, mamífero felino, es uno de los animales más representados en las artes a lo largo de la historia. Es un icono presente en todas las culturas, portador de valores como el poder, la fuerza, el valor, la realeza o la dignidad, adoptado indistintamente en contextos seculares y religiosos. El león sirve de trono a Buda. Comento esto porque en Orizaba, apenas, en la entrada de su porfirista Palacio Municipal, el de la calle Colón, se pusieron dos leones como vigías de la ciudad. En muchas partes del mundo hay leones en sus afueras, alguna vez, recuerdo, en la Universidad de los mormones, la Brigham Young, en Salt Lake City, fui a esa universidad a conocerla y al frente tenía dos leones. Igual ocurrió hace muchos años en Correos de Veracruz, aunque dicen que aquellos, que eran de fierro y bellos, un día caminaron dizque a arreglarlos y nunca más volvieron, se fueron al África, en su lugar hicieron dos copias que allí posan, uno se ve muy mansito, ni da mello. Kennedy dijo alguna vez de otro animal imponente y poderoso: “En el pasado, aquellos que locamente buscaron el poder cabalgando a lomo de un tigre, acabaron dentro de él”. Una metáfora en política. Símbolo del poder, lo es también de la justicia: como los leones del trono de Salomón, de los reyes de Francia y de los obispos medievales. Es también el símbolo de Cristo como Juez y emblema del evangelista San Marcos. El león de Judá se refiere a la persona de Cristo; en la iconografía medieval, la cabeza y la parte anterior corresponden a la naturaleza divina de Cristo. Todo esto lo comento, porque también en Roku comencé ayer a ver una serie, ‘Operativo Lioness’, que está de primera. Larga vida a los leones. El león no duerme esta noche, dice la rola.