Acertijos

Gilberto Haaz Opinión

*Aquellos apodos o sobrenombres. Camelot. 

Gilberto Haaz Diez

EL ANGEL FERNANDEZ CRONISTA 

Un lector, Juan Limón, me envió una descripción con fotografía del gran narrador Ángel Fernández, a quien conocí una vez a la salida de XEW radio, yo mero iba acompañando a otro locutor chingón (palabra nopaltepecana), Marco Aurelio Moncada Krauus, el mejor cabinero de radio, que en Radio Mil o Radio Variedades dictaba cátedra. Era orizabeño, para más orgullo de chayotilandia. Enumera Juan los dichos de Ángel, desde aquel ‘me pongo de pie’, hasta el ‘le saltó la trucha’, cuando el portero perdía el balón, era ingenioso y el Perro Bermúdez es una copia suya, aunque quiere ir por ese camino. Muchos futbolistas debieron sus apodos al cronista: Supermán o “El Gato” a Miguel Marín. “La Cobra” Juan José Muñante. “El Wama” Rafael Puente. “Siete Pulmones” a  Pedro Nájera. “El Gran Chaparral” Carlos Reinoso. Y “Cyrano” al gran Enrique Borja.

Ángel Fernández casó con una orizabeña, escribe el maestro Fadanelli. Yo lo recuerdo porque comenzó su crónica en el béisbol, transmitía por fax los juegos de la gran carpa, no había la tecnología de ahora, poca televisión y cero redes sociales, el fax era la gran maravilla de entonces, el béisbol es un deporte que entrada por entrada vas registrando todo lo que pasa, le llegaba la nota por fax, los jóvenes de ahora  no sabrán que es un Fax. Y Ángel con un chasquido de los dedos imitaba un batazo y narraba como bateaban si era hit o un elevado o el mismo jonrón. Era el consentido del primer Azcárraga, que tuvo algunos, el Loco Valdés era otro, cuenta la leyenda que don Emilio les regalaba un auto nuevo a cada uno de ellos, cada año. Sigue viviendo en la memoria de muchos que lo escuchamos narrar como los dioses del estadio, algún día hizo un duelo de narración, un tirito con aquel brasileño, creo que llamado Paolo o Paulo, que decía: “Mejor para Tostao, mejor para Pelé”, y Ángel llamaba al brasileño Rivelino, la zurda más precisa del planeta, lo llamaba: “la cosa más linda del mundo”.

LOS DEMAS (Escrito de CARLOS CALDERON) 

Sin embargo, a lo largo de la historia, han habido apodos famosos, como el del Luis de la Fuente, llamado El Pirata por provenir de los muelles de Veracruz, o el de Horacio Casarín a quien por una corrupción de su apellido, se le llamó Horacio Cascarín, por lo bien que jugaba al futbol. Jaime Belmonte, anotó el gol que dio el primer punto a nuestra selección en el Mundial de 1958, a partir de ahí, se le llamó El Héroe de Solna, en relación al nombre del Estadio donde se consiguió el punto. En la década de los sesenta, se hizo famoso el apodo del brasileño Zague (llamado así porque caminaba en zig zag), que si de por sí ya cargaba con este apodo de su país natal, fue bautizado por la afición mexicana como El Lobo Solitario, porque por aquellos años El América, jugaba con él como único hombre en punta. Años más adelante, apodos como El capitán Furia (Alfredo Tena) o El Sherif (Fernando Quirarte) hicieron historia entre los defensas más reconocidos de la década de los ochenta, o El Vasco Aguirre, endilgado a Javier Aguirre por su ascendencia de aquella región española. En los últimos años, El Brody, como se le llama al acapulqueño Jorge Campos o Zaguinho a Luis Roberto Alves, por ser hijo aquel Lobo Solitario, también se han hecho famosos. A Luis Hernández le dicen el Matador a partir de sus goles a Brasil en la Copa América 97, A Alberto García Aspe, simplemente El Beto o Aspe, Al regiomontano Arellano, como una característica gastronómica zona, le llaman El Cabrito y a Oscar Pérez por su tamaño y su forma de brincar El Conejo. El futbolista mexicano más loado en la historia del futbol, ha recibido múltiples apodos, tal vez por ser el más reconocido, hablamos por supuesto de Hugo Sánchez. Aquí le llamaban El Niño de Oro, en España fue El Manito y años después, ya con su capacidad demostrada al hacer tantos, un periodista español le llamó simplemente Hugol y en México, El Pichichi, por sus cinco títulos de goleo también en España. Los sobrenombres para un futbolista, pueden resultar de muchas circunstancias: sus virtudes física (agilidad, fuerza, etc.), sus características personales (color de cabello, de piel, estatura), el entorno geográfico (lugar de nacimiento, lugar de sus mejores glorias), su equivalencia zoológica (por destreza, apariencia, capacidades, etc.) y muchas razones más, pero sin lugar a dudas, quien recibe un apodo pasa a formar parte viviente de la historia futbolística, para bien o para mal.

 

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