Acertijos

Gilberto Haaz Opinión

*Cuando la pasión del Mundial se apodera de nuestras vidas. Camelot.  

 Gilberto Haaz Diez

UN POCO DEL MUNDIAL  

Tiempo mundialista, donde el huamachito florece y ya están llegando a la ronda de la vida o muerte, o ganas o te vas a casa, los mejores, los que siempre se pensó que llegarían: España, Brasil, Francia y su MBappé, Inglaterra, Portugal con Cristiano y otros. El Rey Pelé, con unos fakes en las redes sociales, ya lo daban por muerto, pero el más grande de todos los tiempos (para algunos), aun da la batalla por su vida, como Cristiano Ronaldo, que da la batalla por embolsarse otros 200 millones de dólares anuales que los árabes le pagarán por jugar en ese futbol millonario. Algunos jugadores de 36 años, buscan el mercado americano por el dinero, para su retiro, pero ya aparecieron los árabes que, aunque su futbol no es visto más que por ellos, los llenan de maletas de dinero y así van. Petróleo y gas y futbol. En México, en el AICM el Tata Martino pagó los platos rotos, llegó y lo agredieron verbalmente, cuando no solo él es el culpable, culpables son todos los directivos, que permiten una clasificación para la liguilla de 18 equipos, aunque vayan los maletas de los últimos lugares, son culpables porque permiten alinear a 8 extranjeros en un solo partido y 10 registrados. Para Ripley.  Y los mexicanos noveles, se quedan con las ganas de debutar. Tuca Ferreti era uno de ellos, cuando dirigía a Tigres, equipo sobrado de dinero, compraban jóvenes solo para tenerlos en la banca. Echarlos a perder. Así cayeron muchos de las sub 17, sin oportunidades. Y mientras al Tata lo apabullaban con gritos, los otros, Yon de Luisa y Mikel Arriiola, puestos por las televisoras a destrozar el futbol, gozan de cabal salud.

JUAN VILLORO EN EL PAIS 

Cito a Juan Villoro en el diario El País de España: ‘¡Yo he perdido el derecho a quejarme de los míos! Tradicionalmente, la orfandad de los mexicanos comenzaba en el cuarto partido; ahora ni siquiera llegamos a esta instancia. “¿Qué hacer?”, diría el entrenador de los soviets. Desde que Brasil alzó la Copa en México 70, nuestro Plan B consiste en apoyar a la canarinha. “El verde se alimenta de amarillo”, escribió Carlos Pellicer. El poeta se refería a los coloridos cambios de la naturaleza, pero tal vez anticipó nuestra voluble pasión por las camisetas.

Debuto en octavos de final con un análisis fácil: Polonia fue a Qatar a ejercer el tedio. Contra Francia, tuvo destellos en el primer tiempo y en los últimos minutos, pero demostró del peor modo que el fútbol es un deporte de conjunto y contagió de apatía al temible Lewandowski, que no hizo nada más vistoso en el Mundial que fallar dos penaltis (uno de ellos repetido, para su fortuna). Por su parte, Francia volvió a mostrar fibra de campeón. Griezmann dio un partido imperial, recuperando balones en todo el terreno y brindando pases de alta trigonometría, Dembelé corrigió su adicción a errar la última jugada, Giroud patrulló la zona donde se puede anotar con un rebote en la nariz y Mbappé fue un genio. ¿Cómo describirlo? Si Romario y Ronaldo estuvieran muertos, el enigma tendría una solución complicada, pero más o menos lógica: dos almas brasileñas habrían transmigrado a un solo cuerpo. Como esos jubilados siguen vivos, se dificulta la ansiada explicación paranormal. A los 24 años, Mbappé combina en forma inaudita la habilidad con la potencia. Ronaldo fue el ídolo que decoró su habitación adolescente; absorbió las virtudes de El Fenómeno y agregó la desconcertante gracia de Romario, capaz de fintar a un rival con el hombro’.

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