Acertijos

Gilberto Haaz Opinión

“Estoy arrepentido del 99% de todo lo que hice en mi vida, pero el 1% que es el fútbol salva el resto”, Diego Maradona. Camelot. 

Gilberto Haaz Diez

HOY JUEGA MEXICO 

Mañana de sábado. México se juega la vida, allí donde se apuesta la vida y se respeta al que gana, en el Mundial del pelón Infantino, al que le han llovido críticas y mentadas por avalar la violación de los Derechos Humanos de los Qatarís, aunque el Pelón no les dio el Mundial, fue el corrupto Joseph Blater y Michel Platini a su lado, pero esa es otra historia. Amanece temprano a las 7, escribo estas líneas un sábado. Prendo la tele para ver a Polonia con su Lewandoski y los árabes, los causantes de la desgracia (momentánea) de Argentina, al ganarles 2-1 y dar la sorpresa en el Mundial y atarantar al Grupo C, donde se encuentra México y su Cielito lindo. Cuando Argentina cayó, cayeron todos los pronósticos. México no supo ganarle a Polonia, porque no tenemos tiradores ni números 9, tenemos que importar a un bulto llamado Funes Mori, que no ha jugado, porque los lugares de goleo de los equipos en el futbol mexicano lo ocupan los extranjeros. Este quizá sea uno de los mundiales donde México no califique a la otra ronda, aseguran algunos expertos. Como los cangrejos. Esperemos a ver qué dice Messi y compañía. O quizá surja la sorpresa y se haga la chica. Quedan unas cuantas horas para saberlo.

EL JUEGO DEL HOMBRE 

Ángel Fernández solía llamarle así. El juego mundialista todos debimos haberlo visto. Cada mexicano es un técnico en potencia. Al terminar el juego me fui con los que saben de estas cosas, los comentaristas de ESPN, entre ellos Joserra, Faitelson, Hugo y el ex entrenador de México, Juan Carlos Osorio. Todos hicieron cera y pabilo del Tata Martino. Si el Tata era el enemigo público número uno de México, como él mismo declaró hace poco, ahora lo es más, un Dillinger en tiempos del FBI. Los memes brotaron, llamaron al Tata el mejor jugador de Argentina, y lo bueno fue que no alineó a su Funes Mori, si no le hubiera ido como en feria. Qué no haya ilusos, para que no haya desilusionados, dijera Gómez Morín, el ideólogo del panismo. Faitelson aseguró que: ‘Ni con Vela, ni con Chicharito, ni con Santi Giménez y ni con Diego Láinez el resultado de hoy habría sido diferente”. Algunos piden la cabeza del Tata, que esa se da por descontado que se va, piden la cabeza de Yon de Luisa y de Mikel Arriola, dirigentes del futbol mexicano, y que los presidentes de los clubes se unan de una vez y le quiten el control del futbol mexicano a las televisoras, que nombran siempre a los directivos. Si no, cada cuatro años será lo mismo, porque ninguna cabeza cae y las únicas ‘victimas’ son los aficionados. No tenemos un Messi, cuando Dios pasó por la tierra, se detuvo unos días en Argentina y les dijo: aquí les voy a dar al mejor jugador del mundo (ya van dos, Maradona y Messi) y de ñapa o de pilón les voy a dar un Papa (Francisco), para que rece por el mundo y por ustedes. Por México pasó de lado, se fue por Ecatepec y ahí nomás tras lomita, se siguió de largo. Qué pena. Si usted no ha podido verlos, están en Internet, el diario El País siguió al escritor argentino Martín Caparrós y el mexicano Juan Villoro, dos intelectuales expertos en el futbol, en una correspondencia durante todo el torneo y constatan que el balón sabe también mucho de amistad. Geniales, ambos. Juan Villoro: “Cumpliendo con lo esperado desde el principio de esta correspondencia, México dejó mucho que desear. No ha anotado un solo gol; lo grave es que ni siquiera ha descubierto la fórmula para intentarlo. Una genialidad de Lionel Messi destrabó el partido. Un tiro rasante, al ángulo, desde fuera del área, como los muchos que ha convertido en su histórica carrera y que Memo Ochoa no pudo detener a pesar de ir vestido como el Hombre Araña. Messi ofreció una pincelada de grandeza en un juego para el olvido. La esperanza de que siga en el Mundial incluye a la inmensa mayoría de los mexicanos, dispuesto aplaudirle a su verdugo. Como lo suyo es evitar el triunfo (tanto el ajeno como el propio), el Tata sacó del campo al más ofensivo de los nuestros, el Chucky Lozano. Un gesto de bandera blanca. Buscábamos la paz cuando llegó el segundo gol, estupendo riflazo de Enzo Rodríguez. México queda, merecidamente, en el sótano de su grupo. Por desgracia, ni siquiera servimos para que Argentina luciera como la selección a la que se le han atribuido tantos méritos, y que parece muy inferior a sus posibles rivales en la segunda fase, los franceses, que avanzan con paso de campeones”.

www.gilbertohaazdiez.com

 

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