*La cultura es la memoria del pueblo. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LA CULTURA ME PERSIGUE
El presidente Abraham Lincoln decía que la cultura lo perseguía, pero no se dejaba alcanzar, él era más rápido. Estando en un lunes de inicio de semana, tomando el primer café de la mañana con Pepe Aranda Arrojo y Marcos Córdova, se apareció un señor que, se asomó al lobby del hotel y pidió permiso para ver dos cuadros que allí están en ese sitio. Uno de Zubiaur, un pintor local, el otro no sé de quién. El señor, muy amable, llamado Irving Matamoros Muro, resultó que su arte y oficio era restaurador, en pinturas al óleo y cuadro, y más en el Arte Sacro, o sea con las iglesias y los curas. Y recordé que hace nada, con mi hermano Enrique y el Rico de los 60, que ahora si es rico, y Fernando Pavón, el cronista suplente de Tierra Blanca, no sé porque nos dio por hablar del Louvre y de todos los pintores que pululan por Montparnasse, el barrio de los pintores donde uno camina y ves a los viejos pintar bellos cuadros, como allí lo hicieron algún día Modigliani, Joan Miró, Giacometti y otros (lo estoy viendo en Wikipedia, no crean que soy tan sabihondo). Pero si me acordé cuando mi hermano le compró a un señor de edad un cuadro de un viejo que leía un periódico, y nos lo trajimos de París a Veracruz, desde aquel sitio donde personajes de la talla de Cortázar, De Beauvoir, Baudelaire, Beckett y Maupassant frecuentaron este barrio y muchos de ellos descansan en el Cementerio de Montparnasse. Comiendo allí también, un artista me hizo una pintura donde recortan un papelito, extraordinaria. Es zona de artistas y hay que ir a deleitarse. Porque uno no entiende que trae la gente loca, ahora, cuando andan atacando cuadros en museos que valen cientos de millones de dólares, de Van Gogh y de los grandes, y en esa platica cuenqueña me acordé de aquel libro que leí llamado ‘Anhelo de vivir’, la historia de la pobreza y grandeza de Van Gogh y de su hermano Teo, que era el que lo financiaba.
EN ORIZABA/ORBE/IRVING MATAMOROS MURO
Don Irving nos platicaba de su oficio, de su arte, de su trabajo. Es restaurador y me mostraba por su teléfono algunos de esos trabajos que ha realizado. A sus 70 años se ve fuerte y lúcido, platicó que estuvo y estudio en la Academia de San Carlos, inaugurada en 1781. Fundada bajo el nombre de la Real Academia de San Carlos de las Nobles Artes de la Nueva España en el año de 1781 por el entonces Rey de España, Carlos III y a petición de las autoridades de la Casa de Moneda de la Nueva España, quienes veían en dicho fin principal el establecer una escuela de grabado en el entonces virreinato novohispano con la intención de mejorar la producción y acuñación de moneda al establecer dicha academia. Se inspiró su fundación en el modelo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y fue la primera academia fundada en el continente americano, teniendo también en sus instalaciones el primer museo de arte que se inauguró en Latinoamérica. Fue su director el arquitecto Antonio Rivas Mercado, pero lo grilló el Dr. Atl y lo destituyeron, para que llegara el panzón, el gran Diego Rivera. De eso hablábamos con don Irving. Un restaurador que enseñaba sus trabajos en su teléfono y que, después de un buen rato, nos despedimos, deseándole suerte, después de ver La virgen desatada, un cuadro de la Capilla Sixtina que él pintó con sus manos excelsas, muy adecuado., y que se encuentra en la iglesia de Rio Blanco, y la Madona Sixtina. Mañana de cultura y arte.