*Lo que no se soluciona pasando la página, se soluciona cambiando el libro. Camelot
Gilberto Haaz Diez
AQUEL BERLIN (PARTE II)
Hace no mucho comenté un poco de un viaje de años atrás a Berlín. Un amigo me envió mensaje de WhatsApp y me recordó un viaje suyo también a esa que volvió a ser capital de Alemania. Y me habló de su Ópera, lugar que no fui pero que vi por fuera en todo su esplendor, allí donde Hitler se sublimaba con la música de Richard Wagner, su músico favorito (En 2007 apareció en un ático de Moscú la colección de discos del ‘Führer’, que llevaba escondida más de seis décadas por un capitán soviético que había participado en la batalla de Berlín en 1945). Vi sus calles modernas y caminé su historia. La famosa calle bulevar Unter den Linden, que es como Independencia de Veracruz o la Madero de Orizaba, guardando sus debidas proporciones, porque aquella tiene a un lado la Puerta de Brandemburgo, un icono berlinés. Berlín quedó destrozado por el bombardeo indiscriminado, no dejaron piedra sobre piedra, aún mantienen una parte de cómo quedó aquello, para que las nuevas generaciones nunca más vayan a una guerra. Como el bombardeo de Dresde, que el killer Winston Churchill masacró a la población civil, cuando ya los nazis estaban rendidos sin nada de peligro. Hablan de 25 mil civiles muertos, pero la historia registra que fueron más de 200 mil y aquello fue una masacre innecesaria. Nada pasó porque la guerra la ganaron los aliados, sino muchos de ellos hubieran sido acusados de criminales de guerra. Hitler también no cantaba mal las rancheras en el exterminio judío, por eso prefirió suicidarse a ser juzgado y ahorcado.
LA RECONSTRUCCION
Berlín la reconstruyeron ladrillo tras ladrillo. Menos el Reichstag, lo demás lo calcaron como estaba, la Ópera, su Congreso fue un poco más moderno, sus grandes iglesias y sus edificios, por ejemplo, el hotel Adlon, donde me hospedé, lo dejaron igualito a cómo estaba antes del bombardeo y de la caída de Berlín. No conocí esa Ópera, pero frente a la de París me he tomado varios cafés en el café de la paix (café de la paz), allí uno babosea chingonamente (palabra francesa), el pasar de las parisinas y el ver mover esa ciudad que es capital del mundo y acabo anoche de terminar de releer ‘Paris era una fiesta’, del gran Ernest Hemingway. Pero estaba en Berlín, fui con mi hijo Juan Carlos y anduvimos del tingo al tango. Llegamos al Museo frente al Checkpoint, el punto donde hacían frontera con los rusos y en época de Kruschev y Kennedy, los tanques se pusieron frente a frente en plena Guerra Fría, listos para tirar el primer disparo. Estados Unidos aguantó a esos rusos, se lo demostraron en el puente aéreo, el capital muchas veces manda, y a los americanos lo que siempre les ha sobrado es dinero. Para las guerras y para lo que se ofrezca, Rusia siempre fue su enemiga. Por eso en la película de Patton de George C. Scott, dirigida por Francis Ford Coppola y ganadora del Oscar, cinta que está resguardada en la Biblioteca del Congreso, al considerarla ‘culturalmente importante’, el general le pedía permiso a Eisenhower, comandante de las fuerzas aliadas que, en lugar de entrar a Berlín, se fueran hacia Rusia, que esos eran los verdaderos enemigos. En la plaza Potsdamer, edificaban apenas en 1999 el edificio Daimler Chrysler. Me llamó la atención que todos los taxis eran Mercedes Benz, todos, modernos y nuevos. La industria de los automóviles fue de primera, siempre, el Volkswagen y el Mercedes y el BMW eran chingones (palabra francesa, no se me espanten), cuando cayeron rendidos, a la BMW, que había construido 61 mil aviones, le prohibieron seguir fabricándolos, el avión de los alemanes ya volaba 200 kilómetros más que los de los aliados, y se fueron a los automóviles. Luego, cuando la rebatinga de los físicos, Wernher Von Braun decidió irse con los americanos, los alemanes ya tenían los morteros y lanza cohetes V2 que eran una amenaza para Inglaterra y el alemán ayudó al desarrollo de la carrera espacial desde la NASA, donde se nacionalizó americano en 1955 y fue jefe del cohete Saturno que llevó al hombre a la luna. Años después, un día llegó la mamá Merkel y los puso en la historia de cómo un pueblo derrotado, 77 años después, se pudo levantar de sus ruinas y liderar a toda Europa con una economía sana y haciéndose aliados de todos los que eran los buenos, los malos siempre se quedaron del lado de Rusia. Eso me acuerdo de aquel viaje.