*De Eduardo Galeano: “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EN EL WANDA METROPOLITANO
El estadio madrileño donde juega el Atlético de Madrid, ese que dirige el Cholo Simeone y que una vez dirigió el mexicano, Javier Vasco Aguirre, está ahora ubicado por el rumbo del aeropuerto madrileño, Barrio de las Rosas, me dice Wikipedia. Los estadios suelen cambiar ahora de nombres por los patrocinadores, este se llamaba Wanda Metropolitano y ahora es Civitas Metropolitano, dependiendo quién te patrocine. Cambian de nombre como los aeropuertos, al Barajas-Madrid le agregaron no hace mucho el de su jefe de gobierno, Adolfo Suárez, en homenaje a su memoria y ahora suele llamarse aeropuerto Barajas-Adolfo Suárez-Madrid. Igual ocurrió en la historia americana de sus estadios, comenzaron a llegar los patrocinadores de telefonía y hamburguesas y los estadios de béisbol y basquetbol ahora se llaman como quien los patrocine, ni siquiera les dejaron el antiguo, como ese de Robert. F. Kennedy, en Washington, que así se le sigue conociendo. El aeropuerto de Nueva York, el JFK, extraordinario. Hay que honrar a los héroes y a los políticos que se lo merecen. Pero estaba en el estadio de futbol, conocí el otro antiguo y a este ya fui una vez a ver al Atlético, hace unos tres años cuando jugaba Héctor Herrera, el mexicano seleccionado. También un día fui al Vicente Calderón, cuando el Vasco mexicano los dirigía. He andado de chincualero cuántas veces se ha podido, así he visto a las estrellas europeas, entre ellas Messi y Cristiano Ronaldo, me falta el tal MBappe, pero no tardo y lo cazo por ahí.
EL SOBRINO INFANTE
Cuento esto porque en el juego dominical, en el llamado Derby madrileño, cuando se enfrentaron Real Madrid y Atlético de Madrid con estadio lleno, un sobrino mío, el Infante Gustavo, me presumió foto de cuando iba llegando al estadio, al lado de su madre, mi hermana Rosy y el doctor Lila, mi cuñado. Fue a Madrid y tuvo suerte, pues vio un buen juego. Cerrado, al principio dominado por Real Madrid, pero en cuanto se descuidaron Atlético anotó uno y aquello se calentó. Mi sobrino fue muy temerario, llegó al estadio con la camiseta del Real Madrid y no le dieron pamba, porque lo han de haber visto chiquito. A mí una vez en Madrid me puse una camiseta de Messi y un baturro en la calle me dijo: ‘Anda quítate esa camiseta, aquí no se puede lucir’, terminé por quitármela. La liga española está caliente, será como siempre de dos equipos, Real Madrid, que lidera con 6 juegos de invicto, y Barcelona, que va en segundo lugar con 5 ganados y un empate. Los dos son un trabuco, el tal Lewandosky se ha convertido en el goleador del Barca y real Madrid tiene a Vinicius, Modric, Rodrygo, aunque en la banca anden Benzema y otros lesionados. Es un todo terreno ese Real Madrid. Hay que matarlos para vencerlos. Viendo por la tele ese juego, a lo lejos vi una bandera mexicana. Me recordó cuando con Chicharito, mi nieto, en un septiembre de otro año llegamos con una cartulina con los colores mexicanos dando las gracias al gran Cristiano Ronaldo, porque había donado un millón de dólares a México, que acababa de pasar uno de sus acostumbrados temblores septembrinos. No la vio Cristiano, pero si la vieron unos camarógrafos bolivianos y filmaron y entrevistaron a Chicharito, que se volvió famoso por un ratito. En Tik Tok y en las redes sociales, ha circulado un video donde un niño se acerca a Cristiano Ronaldo por un autógrafo y la seguridad lo aleja. Cristiano ve la escena y se regresa, pide dejen pasar al niño. Pide un plumón, lo abraza y le firma la camiseta en sus espaldas. Siempre ha sido así, muy humano con los niños, como nuestro Canelo Álvarez, que no deja de ser una gente generosa, que siempre ayuda a los que menos tienen. Por eso loas a todos los futbolistas sencillos. Qué Dios les siga conservando esa sencillez.