*De Hemingway: “Cuando sueño en el paraíso, sueño con el hotel Ritz de Paris”. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
CRONICAS ESPAÑOLAS DIA VII. LOS HOTELES EUROPEOS
Suele uno estar en hoteles, la mayoría de las veces donde ya conoces o te han tratado de campeonato. Por ejemplo, el Liabeny de Madrid no lo cambio por nada, con buenos amigos, como el gran jefe de Conserjes, Pedro, y Monche, y los demás que, al paso del tiempo uno ha logrado hacer una amistad, aunque sea de esas cuando se les visita. Es muy peatonal y tiene todo a la mano, el Corte Inglés, las librerías, los cafés y los bares de copas y el centro histórico, con su Ayuntamiento al frente. Debo reconocer que solo una vez me hospedé en otro hotel madrileño, fue hace años en uno rumbo al aeropuerto, y la razón fue que un amigo me invitó a que le acompañara y él allí reservó. Estuve tres días y me mudé al mío. Era un hotel por la autopista al Barajas, bonito, pero de los medios jalados de pelos, creo se llama el Internacional y su mérito fue que cada piso fue hecho por un arquitecto de nacionalidad diferente. Pero el cuarto que nos tocó, cuando abrías la regadera casi te brincaba el agua a la cama y sentías una llovizna en el rostro. Moderno pero jalado de los pelos, algunos hoteles se complican la vida, ahora los muy fifís tienen varios tipos de regaderas y solo una vez me rendí, fue en un hotel de Ciudad de México, hace años, el Emporio de dueños veracruzanos, al irme a bañar no descifré ese crucigrama ni ese gambito de damas en el ajedrez, tuve que llamar a la Administración para que me dijeran cómo demonios cambiaba el chorro del agua de la manguera extra a la regadera. Llegó un tipo como los alemanes en tiempos de la Luftwaffe, alto y de pelo a casquete y abrió la llave sin problema, le dije debían dejar una guía para nosotros, los que veníamos de la cuenca y no conocíamos de esas lindezas.
MAS DE HOTELES
Otro hotel, que también he narrado alguna vez, fue uno de Roma, el Giglio de la Opera, el peor de los que me he hospedado, feo y malo y caro, el elevador de tres pisos, demoraba para subir una eternidad, llegaba el hombre más rápido a la luna. Ahora he visitado tres en este periplo español, el Liabeny de Madrid, el NH en León, un bonito hotel que fue construido frente a su Plaza Mayor, moderno y funcional y uno donde hice mi rabieta. Sucede que, en Oviedo, hace años conocimos el hotel de La Reconquista, aquella vez que venimos por aquí andaba hospedado Luis Miguel dando sus conciertos, es de cinco estrellas y era el mejor de Oviedo en su tiempo. Pero se lo comió la historia, es como palacete porque me imagino fue un palacio como de los muchos que hay en España llamados Paradores, pero a este se le han caído dos estrellas. Al llegar y hospedarnos sufrimos porque no había Internet en los cuartos, ni para los teléfonos ni las computadoras, y uno los necesita porque hoy nadie vive sin esas modernidades y, además, por las noches, después de que llego flaco, ojeroso y cansado, me pongo a escribir la vivencia del día para enviarla a los diarios donde la escribo y a los portales donde me publican, y sin Internet ni señal, está canijo, manito, diría Kamalucas, un filósofo de mi pueblo. Pues armado de valor bajé y hablé con el gerente. Le dije, enojado como AMLO en una mañanera contra los que se le atraviesan, que su hotel ya no debía tener esas cinco estrellas. Se disculpaba y decía que tenían una falla, pero no le creí, le dije que hotel sin Internet era como una posada de pueblo. Y le reafirmé que solo en dos lugares en mis largas travesías había pasado ese lio, alguna vez de hace 11 años que fui a Cuba y, hospedado en el hotel Melia,de los españoles, para enviar la columna a Notiver de Veracruz y Crónica de Tierra Blanca, había que bajar al lobby y ahí había un poco de señal, pero en La Habana se entiende, ellos viven 60 años atrasados con cualquier lugar del mundo, vamos, Chacaltianguis y Tierra Blanca superan a la Habana, porque esos dictadores que la han sojuzgado, los hermanitos Castro y este vago de Diaz-Canel la han dejado olvidada, sin la modernidad y sin libertades. El tipo se apenó, debí haberlo calentado al compararlo con Cuba, pero cest la vie, diría el francés Carlos Lartigue. Me fui la calle a brindar por mi derrota, cantaría José Alfredo, pero grande fue mi sorpresa que al llegar de regreso noté que la ventana estaba medio abierta y vi un cable blanco extraño. Fue el gerente que lo solucionó, ordenó meter un cable directo desde abajo hasta mi computadora y, para mi sorpresa, Eureka, se hizo la luz y tuve señal de Internet. Bueno, de algo sirvió compararlo con Diaz Canel el cubano. Y no es el bloqueo a Cuba de los americanos, aunque lo lloren estos dictadores, es que ellos no permiten que la propiedad privada entre. El hotel Meliá es de los españoles, pero los operan los cubanos, tú eres el dueño, pero no metes las manos, y, los encuentras descuidados y sin la calidad de los servicios. Otra vez Carlos Slim quiso ir a ponerles su Telmex allá, para que despertaran al mundo y le dijeron lo mismo, inviertes y pones lo que quieras, pero aquí manejamos nosotros todo, así opera el comunismo, el gordis les dijo: ‘Esta bien, ahí se ven’, y se fue con el sol cuando muera la tarde y se marchó, y a su barco le llamó libertad. Eso es el comunismo.