*Y cuando despertaron, ya eran campeones de la Champions. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
ESE GRAN REAL MADRID
La cita era en Paris, en el estadio Stade de France. No en el mítico Parque de los Príncipes, donde juegan sus reyes: MBappe, Messi, Neymar y pandilla que les acompañan y no han podido ganar una Champions. Ese estadio de Los Príncipes se ve cuando uno llega del aeropuerto por la autopista, el otro me dicen esta más adentro, en barrios más pobres. Real Madrid se iba a medir contra Liverpool, un hueso duro de roer. No era favorito, aunque el uniforme pese, los favoritos eran los rojos, y así lo demostraron en el juego. El partido no iniciaba porque los revoltosos Hooligans ingleses se brincaban las mallas y cosa rara, los servicios secretos de Paris son de lo mejor preparados para el anti terrorismo, les ocurrió una vez allí mismo, en ese estadio de Saint Denis, cuando el presidente de Francia, Hollander, veía un encuentro Alemania-Francia y comenzaron los actos terroristas que costaron 130 muertos y 352 heridos. Cuando comenzaron a brincarse las mallas, aquello comenzó a dar miedo. Pero nada ocurrió. El retraso se debió a eso y ajustaron la maquinaria, porque no era justo que gente que tenía boletos no pudiera entrar, sobre todo aquellos que en reventa pagaron desde 4 mil euros hasta los 12 mil. Un billete grande. El juego pintaba para lo que se suponía venir, un Real Madrid ajustando sus líneas y un Liverpool al ataque. Por eso los números fueron devastadores. Un solo tiro del Real Madrid al arco contrario, contra 9 de los ingleses, corrobora aquello que cantaba José Alfredo: que no hay que llegar primero, si no hay que saber llegar. Emociones a todas horas. Liverpool iba por su séptima copa, Real Madrid por la 14. El equipo más ganador de Champions. Seguido por Milán, con 7 y Barca con 5. Nadie más. En el estadio, el Rey de España, aunque su esquipo es el Atlético de Madrid, Infantino el jerarca de la FIFA, Rafa Nadal, como el Real Madrid, más ganador del torneo Roland Garros y múltiples figuras del deporte y el espectáculo.
EL JUEGO DEL HOMBRE
Comenzó el juego y un aburrido show que debe ser al medio tiempo, según Julián Ruiz, el mejor columnista de deportes. Asegura el creador del Cortador del Césped, columna del diario El Mundo de España, que el primer gol de Benzema fue bueno, ese que le invalidaron el VAR y los árbitros, porque la bola venia de la rodilla de un contrario. Pero luego Vinicius bailó sambinha y se encargó de marcarles el gol y eso era más que suficiente. Alguien escribió por allí que al Real Madrid no hay que derrotarlo a muerte, hay que sepultarlo bajo varias capas de tierra, porque, como Lázaro, se levanta y anda, así lo demostró ante PSG y así ha sido su historia. O lo matas y lo sepultas bien, o se levanta y viene a cobrarte la vida en el juego, como los de la serie de TV de Waking Dead. El entrenador de Liverpool se quejaba, el portero Courtouis les sacó 9 goles, o al menos 4 iban bien para adentro. Fue el héroe del equipo y seguro en la Cibeles le pondrán un moño en la gloria de ese juego y sus atajadas. Se sentía tan seguro ese portero belga, que declaró: “Sentía que hoy nadie me podía anotar un gol”. Y así fue. Era imbatible.
ESA HISTORIA
Desde que un día, cuenta la historia, Alfredo Di Stéfano iba al Barcelona y, dicen algunos, Francisco Franco intervino para que se fuera al Real Madrid, desde ese día los blancos han sido leyenda. La Casa Blanca, suelen llamarle en parangón al otro poder. Han sido campeones por una eternidad y esta que es la Copa del Mundo de clubes, la Champions, nadie tiene más títulos que ellos. Lo digo Yo Mero que me ha tocado verlos jugar no desde la época de Hugo Sánchez, a esos juegos los veía por tele porque me daba mello el avión, pero en cuanto le perdí el miedo me fui y conocí al Real Madrid de Ronaldo, el gordis brasileño, y luego el más grande de todos, el de Cristiano Ronaldo, que ganó quién sabe cuántos tilos con ese equipo y una vez le vi hacer tres goles en el Santiago Bernabéu, frente al Submarino Amarillo, que enloquecía a la perrada que comían pepitas tras pepitas (pipas, les llaman allá), y que gritan hasta el cansancio ¡Hala Madrid! y un lector me preguntó que era ese Hala Madrid y el Hala es una palabra árabe que forma parte del latín y significa “Adelante, vamos”, así nació ese grito que en el mundo se escucha, cuando ondean las banderas blancas en los estadios. Larga vida al Real Madrid.
