*La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos.
Gilberto Haaz Diez
EN EL CORRER DE VERACRUZ
El título de la carrera de los 10 kilómetros del Golfo, en Boca del Rio, frontera con Veracruz, era: ¿Sabes quién viene a correr? Como aquella película de Sidney Poitier.
La respuesta: Miguel Ángel Yunes Linares.
Así ocurrió, con un lamentable resultado de un empresario fallecido por infarto, una gente apreciada en Córdoba.
El día se fue entre los deportes y el Oscar. Cuando Checo Pérez salía en primer sitio y llegó en cuarto lugar. Cosas de la Fórmula Uno. Domingo placentero de comprar unas tortas de don Bobby y esperar a que México se cubriera de gloria, pero jugaron peor que Uganda. A esa selección mexicana que se enfila rumbo a Qatar, estoy seguro que les gana la selección de Tierra Blanca, sin apuros. Juegan tan mal como el gobernador y su segundo chapean los montes al pie de la carretera, que los dejan yerbosos. Así vi últimamente el de Xalapa, que era un orgullo esa entrada en tiempos del gobernador Acosta Lagunes, quien amaba el arte y la naturaleza, y estos solo aman la grilla y los golpes bajos y el delito de ‘ultrajes a la autoridad’. México va calificando de panzazo, dicen los conocedores que a qué carajo vamos, bueno, les responden algunos, si Italia ni siquiera pasó, dejemos a estos seleccionados que paseen por Qatar en manos del maleta Tata Martino.
TOUR CULINARIA
Llegué a Veracruz en tiempo de maratón, los 10 kilómetros. Todo cerrado. Pude llegar con doña Guadalupe Lagunes, a los chamorros de El Kuinito, los mejores del mundo, que ni Obama los come. Su dirección: Costa Azul entre Mar Báltico y Mar de Arabia, me dolió no encontrarla, quería darle un abrazo fraterno, pero supe que está bien y me traje mi dotación. Luego me habían hablado de unos tamales de elote, porque el de Playa de Vacas, Athena, me quedaba muy lejos y el tráfico estaba cerrado. Fui a uno llamado ‘Tamalería Chabelita’. Las Pailas de los tamales estaban listas, pedí permiso a doña Carmen, la cocinera, y a Moisés Sánchez, el encargado, y tomé unas fotos para un reportaje notiveriano, de cronista de a pata, como me llama Othón González, de los pocos veracruzanos que fue a la boda de la Maestra, el otro fue el Checo Gutiérrez. Se encuentran en Costa Verde, junto a Chuchín, y si les dicen que van de parte mía y de Notiver, les rebajan un peso (jeje), están buenos y económicos. Y tienen mucha clientela, los hacen de todos tipos: Moles, salsa verde, pibil, bollitos y me traje mi dotación de 30 de ellos, para chayotilandia, porque acá en Orizaba nos falta una terrablanquense cuenqueña, que venga a prepararlos en leña de la que prende bien, no la del Pirul, que no sirve ni pa arder, nomás para hacer llorar. Los cafés de rigor con don Justo y Bola de Oro y antes una comida en El Gaucho de Siles, donde ahora vimos que hay ya muchísimas jovencitas de meseras, cosa que allí no había, eran misóginos, con mi hermano, a buscar a los cuenqueños Pavón, Rico y nosotros, que fuimos tan sinceros, que del amor hicimos un sol maravilloso, con un stop en El Retorno, en el kilómetro 61carretera Córdoba-Veracruz, por los quesos de hebra y el jarocho de Capulines y la crema casi suiza.
EL JUEGO Y EL OSCAR Y EL DESCONTON
Cuando el juego México-Honduras terminaba en el primer tiempo, más aburrido que un velorio, me fui al Oscar, después de haber visto un poco del Abierto de Tenis de Miami, y comencé con Azteca, la única televisora mexicana que cubría bien el evento, lo transmitieron muy bien, con buen doblaje y esperando que el maestro Derbéz, el nuevo amigo del presidente AMLO por el tren Maya y la campaña en contra de la destrucción de la selva, se cubriera de gloria con la película Coda, como así ocurrió, cuando ganaron el Oscar de la Academia. Entonces, cuando todo iba en dulzura y glamour salió el camorrero Will Smith, se paró de su asiento y fue a surtirse a Chris Rock, el animador que hizo un mal chiste de su esposa. Sucede que la esposa de Will Smith tiene una enfermedad llamada Alopecia, donde se está quedando calva. El animador hizo un chiste sobre una película famosa, G.J. Jane, donde a Demi Moore la pelan a coco, y este cómico dijo que iba a hacer la versión número dos. Will Smith le entró el Mike Tyson que todos llevamos dentro, se paró de su asiento y fue y le dio una bofetada. La gente creía que era un sketch preparado, pero no, fue un descontón como le dieron a Alfredo Adame en una pelea callejera de un accidente automovilístico. Hay días así, en los Oscar.
