Acertijos

Gilberto Haaz Opinión

*Sabes, soy un águila volando sobre las montañas. Camelot.  

Gilberto Haaz Diez 

EL DIA D DEL AEROPUERTO 

Es la mañana del 21 de marzo, día de la primavera y del nacimiento de Benito Juárez, según nos enseñaron en las escuelas primarias. Es la mañana que el presidente AMLO se va al aeropuerto Felipe Ángeles de Santa Lucia, un aeropuerto militar. Y entonces, como el aeropuerto Felipe Ángeles es en homenaje a un artillero y soldado mexicano, Felipe Ángeles, me fui a mi hemeroteca de mi coco a recordar cuántos aeropuertos tienen nombres de generales o militares, y comencé por el primero, el general Charles de Gaulle, que está ubicado en París. El presidente, todo en negro y corbata roja como de priísta, junto a su esposa Beatriz Gutiérrez Müller y gobernadores como el bigotón Omar Fayad, de Hidalgo, y el general secretario, descorchan la champaña y ven despegar el primer avión, de ese que los fifís llamaron un aeropuerto chairo, y hubo un meme donde Peña Nieto va volando en el avión que no se vendió y mirando hacia abajo, preguntó si era Soriana o Aurrerá, por la estructura de techo de lámina. Yo Mero conozco unos 50 aeropuertos, entre ellos el de Madrid, el Barajas-Adolfo Suarez, El Heathrow de Londres; de Francia, el Charles de Gaulle y el Orly, el Narita de Japón y el Schiphol de Ámsterdam, en Holanda, el tercer aeropuerto más importante en Europa, la tierra de Van Gogh. En España algunos pocos, Barcelona, Santander, Sevilla no, porque uso mucho el tren AVE, acrónimo de Alta Velocidad Española. En Buenos Aires, El Ezeiza, y en la Patagonia cuando fui a ver los glaciares del Perito Moreno, aterricé en Calafate en su aeropuerto Armando Tola; en Santiago de Chile, El Pudahuel. El Leonardo Da Vinci, en Roma. Todos ellos impresionantes, bellos y chingones. En Berlín, un día llegué al Berlín-Brandemburgo. A Portugal fui a conocer esa Lisboa antigua y señorial, y llegué al aeropuerto Lisbon Airport. De Estados Unidos muchos: Los Ángeles, San Diego, San Francisco, Houston, Mc Allen, Brownsville, Dallas, Corpus Christi, El Paso, Texas, Washington, Filadelfia, Nueva York, Salt Lake City, tierra de los mormones, antes de que llegaran los juegos de invierno a Park City, y desde luego el de México, el aeropuerto viejo y el nuevo que amplió Vicente Fox, la terminal 2. Del país: Monterrey, Guadalajara en un llano, Veracruz, el Heriberto Jara, Tijuana, Cancún, Puebla, Reynosa. Algún día, si Dios presta vida, iré ver este Felipe Ángeles, cuando ya tenga su tren rápido y no demore uno día y medio para llegar, según los críticos. 

LA CEREMONIA DEL FELIPE ANGELES 

Llega el presidente, comienzan los honores a la Bandera. Son las 11 de la mañana del día que AMLO pronosticó que lo inauguraba, y así lo hace. Rodeado de los dos militares, el general secretario y el Almirante de la Marina, se cuadran ante la Bandera. Al fondo, las porras gritan: ¡Presidente!. Un día antes en el tuiter,  se dieron con todo chairos y fifís. Hay un salón lleno, con techo de lámina. Un mariachi y una mujer cantan temas mexicanos. Atrás quedaron los días cuando el presidente AMLO llegó y con el poder de su firma, canceló el que sería uno de los mejores aeropuertos del mundo, el NAICM. Mitofsky sacó hoy mismo una consulta, sobre si fue correcto cancelar el aeropuerto, la mitad dijo que si y la otra mitad que no. Opinión dividida. Hay empate también en la aprobación presidencial. Un 82.6 está de acuerdo con él. Y un 87.9 lo desaprueba. El presidente tiró su comercial: “Somos millones de loquitos los que apoyamos al AIFA”. Y luego soltó el clásico: “Misión Cumplida”, como si se regresara de un frente de batalla y se ganara la guerra. Hay 8 despegues preparados para el día, de Volaris, Aeroméxico y Viva Aerobús, incluido el internacional del dictador Maduro de Venezuela, una cosa llamada Conviasa, que llega de Caracas en solidaridad con su compañero presidente. El primer avión pasa por el arco del agua, cuando unas pipas le hacen un arco de agua de bienvenida, un protocolo mundial en la aviación. Veo la transmisión en Foro TV, el locutor acompañado de un militar, conocedor del aeropuerto, explican las cosas. Construido en dos años y medio, ahí comienza su historia el día de hoy. Y como esto es de aviones y de vuelos y de imaginación, parafraseo al Principito, del libro de Saint-Exupery: “Y en vez de buscar un tiempo no perdido, contaré viajes no sucedidos, viajes imaginarios”.  

www.gilbertohaazdiez.com  

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