*Y cuando mejor sentían que estaban, que se les aparece Julio Scherer. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
JULIO SCHERER ROMPE EL SILENCIO
Hace no mucho navegaba en un buque trasatlántico, con buen viento y marea apacible. Todo era miel sobre hojuelas. El futuro era de ellos. El Preciso AMLO lo llamaba su hermano, y en él confiaba. Pero las grillas palaciegas un mal día lo derrumbaron de la gracia presidencial, cuando el oído del presidente presta atención a chismes y dimes y diretes. Trascendía que contra Julio Scherer Ibarra, hijo de la leyenda del periodismo, había un plan staliniano, orquestado entre Jesús Ramírez Cuevas, vocero presidencial, la poderosa secretaria de Gobernación, la Olga Sánchez Cordero que no quita los pecados del mundo, y el perverso Fiscal Alejandro Gertz Manero. Eso lo sabían hasta los boleros de Palacio Nacional. Un día la rama de ese árbol se quebró y Julio se fue como apestado, rememorando lo que su padre, el periodista, siempre le decía: no te metas al gobierno, eso apesta. Lanzado del Paraíso, como cuando un día Adán y Eva fueron expulsados, Julio Scherer llegó a los círculos del infierno de Dante (no confundir con Dante Delgado), a lo profundo, como grita el cronista de béisbol, al noveno circulo, allá donde habitan los traidores. Scherer aguantó vara, las filtraciones a los periodistas cómodos de Jesús Ramírez Cuevas, lo denostaban. De corrupto y gacho no lo bajaban. Pero ayer, en la revista Proceso, que fundó su padre, y de la cual son accionistas, rompió el silencio y se fue en contra del perverso fiscal, Alejandro Gertz Manero, y la no menos perversa, Olga Sánchez Cordero, a ambos los llamó traidores. Faltó que le aplicara la de Kamalucas, un profeta de mi pueblo: Ojetes. Revela, entre otras cosas, cuando Scherer, acompañado del director de la revista, Jorge Carrasco, el Fiscal quiso amedrentar al periodista, pero para espantar a un periodista ese fiscal necesita una poca de gracia y otra cosita, como la Bamba. Envuelto en escándalos, entre ellos el que le desveló el diario El País, donde está lleno de propiedades millonarias, en Madrid, Estados Unidos y México, más que Manuel Bartlett, el fiscal Gertz Manero librará el lio, porque tiene el apoyo presidencial y esa cobija tapa hasta la corrupción, pero en el juicio de la historia se va como un perverso y un corrupto, sobre todo por el caso de su familia política. Cuando se iban de esa fiscalía, Gertz Manero le dijo a Julio Scherer: “Usted podía haber escogido entre un fiscal amigo o un fiscal enemigo”. Ah chingao. El padre, el periodista Julio Scherer García, desde donde está descansando, seguro sonrió por el temple del hijo, que no le teme a ese fiscal abusivo.
LA GIRA DE AMLO
Es la mañana que el presidente exhibe uno de sus trofeos, el aeropuerto Felipe Ángeles, un prócer revolucionario, artillero que peleó al lado de, oye tú, Francisco Villa, qué dice tú corazón, y también del presidente Madero, cuando sitiaron la Ciudadela, fusilado porque en aquel tiempo fusilaban al que se les pegaba la gana. AMLO en su memoria le fijó el nombre al aeropuerto, más que es un aeropuerto militar operado por los soldados y generales del ejército mexicano. Hay miles de memes de este aeropuerto. Llega el presidente a este acto, después de haber estado en Minatitlán, Veracruz y, contó el diario Notiver, que ahora sí ni un lazo le tiró al tal Cuitláhuac: ‘Vino, habló y se fue’, tituló el diario de los veracruzanos. Cuitláhuac no despegaba el ojo de su patrón, eso en los dos minutos de noticiero que pusieron en redes nacionales, y la que hizo un pancho fue la secretaria Rocío Nahle, la zacatecana que ya siente suya la gubernatura de Veracruz, pero le pesa el famoso Checo Gutiérrez, presidente de la cámara de diputados a quien no se le vio en el acto, seguramente no fue invitado. La Nahle, la consentida de AMLO en la carrera a la gubernatura, cuando una periodista le preguntó de su rival, Sergio Gutiérrez Luna, contestó a bote pronto: “Yo no hablo de tonteras”, tonteras, en el lenguaje de los jarochos es símil a ‘pendejadas’, entonces se dio la media vuelta, y se fue con el sol cuando muera la tarde, según canta Luis Miguel.