*Porque tú eres polvo y al polvo volverás. Camelot.
Gilberto Haaz
MIERCOLES DE CENIZA
Escribo estas líneas en un Miércoles de Ceniza. Un día después de que rolé por Veracruz, donde celebraban con campanas al vuelo, que la Suprema Corte de Justicia de la Nación haya derogado y tirado al cesto de la basura, la represora ley de ultrajes a la autoridad, que le servía al gobierno de Veracruz para volverse un mucho a la Putin, que no Vladimir. Y encarcelar a sus opositores, como lo hace el ruso cuando les aplica la ley de Herodes. Y si lo enojan, los invade.
EL GRAN MAURO LOYO VARELA
Es la mañana que entristece para los familiares y amigos del doctor Mauro Loyo Varela, una eminencia médica que fue secretario de salud en el gobierno de Miguel Alemán Velasco (1998-2004), quien además era su médico personal y de la familia Alemán-Magnani. Un afamado veracruzano médico neurocirujano, ganador de premios y reconocimientos mundiales. A sus 80 años murió en su puerto amado, en su Veracruz, en la Beneficencia Española. Quienes le conocimos, en sus vertientes de funcionario público con Alemán, siempre pensamos e intuimos que el sector salud estaba en buenas manos, construyó hospitales y catapultó al estado en comodidades de salud para la población. Hace muchos años, cuando Dante Delgado Rannauro, su amigo personal, quien debe llorar su muerte, llegaba como gobernador interino de cuatro años, en 1988, este escribiente estaba en el hospital Ángeles, que en aquel tiempo tenía otro nombre, creo que el Humana, atendiendo a mi esposa Matilde, a quien Mauro Loyo Varela y su equipo de médicos atendían de una lesión cerebral, y Mauro siempre se comportó con gran profesionalismo, un ser humano que engrandecía el Juramento de Hipócrates, ese de los médicos, y al lado de él y su equipo médico, por unos 15 días sacó a mi esposa de esa emergencia, para darle muchos años más de vida, como hasta ahora la sigue viviendo. Allí conocí de su humanismo, allí lo traté y le veía llegar en las mañanas a la consulta hospitalaria, en ese hospital donde el hombre gozaba de fama de médico ejemplar y gran humano. Así lo recuerdo en aquellos años inciertos, cuando por sus manos pasaron tantas vidas y tantos casos, a quienes no solo les salvó la vida, los volvió a integrar a la sociedad para que vivieran felices, gran recuerdo, querido doctor Mauro Loyo Varela. Descansa en paz, este pueblo veracruzano y el mexicano y muchísimos pacientes tuyos, van a recordarte agradecidos por muchos años.
ENTRE MEDICOS (HOMERO GUZMAN GUERRERO)
Y hablando de médicos, aproveché y acompañado de mi hermano Enrique y el doctor Manuel Lila de Arce, mi cuñado, fuimos en busca de un médico cardiólogo e intervencionista, muy recomendado en Veracruz mismo, el doctor Homero Guzmán Guerrero, para que checara ‘este terco corazón’, y viera si andaba bien revolucionado o me metía a un cateterismo. Anda bien revolucionado, me dijo el médico, después de darnos una explicación de una hora del comportamiento del corazón y recomendar el caminar y la buena alimentación y dejar la tensión a un lado, los problemas al aire, como los Hermanos Carrión lanzaron sus penas al viento, entonces partí de regreso a casa, en la noche fresca porteña, porque comenzaba a soplar un viento frio, un frio como del alma y pensaba encontrar Orizaba en los 14 grados, porque acá si pega el frio, antes de disfrutar de una champola de guanábana y una bomba con mantequilla, en La Parroquia de los chorromil años, en Boca del Río..