*Una buena sardina es mejor que una mala langosta, decía Ferrán Adriá, un tiempo el mejor chef del mundo. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EL TOUR JAROCHO
Las dos ciudades toman su derrotero. Ambas gobernadas por panistas, Veracruz con PatyYu y Boca con Unánue, ahí comienzan a acomodar las fichas de ajedrez, como esa cinta de Gambito de dama, para poner a esas ciudades en el panorama de las mejores de Veracruz, de las pocas que tienen hotelería de primera y, además, tienen mar. Gente eficiente que atiende en los excelentes restaurantes, ya están llenos, adonde vayas, sea del precio que sea, hay alta ocupación, pese a que el nuevo Covid está pegando la gente no baja la guardia, usan el cubre bocas y los protocolos sanitarios volvieron a aplicarse como en aquel inicio de la pandemia. De rigor, el café de la una en Don Justo, en plaza Américas, el afamado café de la familia del gran empresario, Manolo Fernández, el mejor alcalde que haya tenido Xalapa, luego rolamos por la tienda de discos de Slim. Totalmente cambiada, los cidís, compact disc, tienden a desaparecer, porque ahora impera algo llamado USB o Bluetoo, que en los coches se programan. Hay apenas unas cinco estanterías de discos, platicamos con un empleado de muchos años allí, redujeron el personal y también las películas van a pasar a vivir mejor vida, entre Netflix, Roku, HBO y todas esas lindezas que llegaron, las películas tienden a ser escenarios de museos. Yo Mero hace un año regalé mis 400 películas que tenía, para que una gente las vendiera y se ayudara. Ya pocos compramos películas, casi nadie, símbolos de la tecnología del nuevo tiempo. Cruzamos hacia la otra plaza, donde después de comer tiramos el ultimo café en Bola de Oro y ver pasar a la gente y el tiempo del desempance. Decía Juan Rulfo en su Pedro Páramo, ‘que trabajando se come y comiendo se vive’, y Jorge Ibargüengoitia recomendaba ‘no entrar a un restaurante donde el menú esté en más de tres idiomas’, ahora comimos en uno llamado El Jaibón, de plaza Andamar, de mariscos y pulpos encebollados y un arroz a la tumbada, el mar estaba moviendo poco su oleaje, los buques esperando entrar al puerto. Aquella era una imagen muy del mar, muy boqueña y veracruzana. Pedí a la empleada del restaurante le bajara un poco a la música, que estaba como antro, y uno va a la buena comida y a la buena platica y a ver el mar, cosas de la edad, diría Kamalucas, un filósofo de mi pueblo, que en paz descansa.
LOS TAMALES DE ATHENA (PLAYA DE VACA)
En Veracruz, a eso del mediodía, llamé a la señora Rosy o a Marina, sucede que estas mujeres muy trabajadoras, venden diariamente, pero el sábado y domingo venden más que Elektra, y no en abonos chiquitos, los deliciosos tamales de elote o bollitos, como los hacen en la Cuenca, que son los mejores del mundo y ni mi rey de España los come. El negocio está al pie de la carretera en Playa de Vaca, Boca del Rio. Los tamales saben de campeonato, porque son hechos a la leña, y la leña, para aquellos que presumimos de ser buenos gourmets tragones, la leña les da un sabor especial, está el lugar llamado ‘Tamales Athena’, junto al campo el Salvador, en esa zona han abierto buenos restaurantes y hay alguna que otra fonda y vendedores ambulantes en la carretera, campos de futbol y hasta una funeraria de lujo, pegado al rio Jamapa, bordeándolo como si se bordeara el Sena de París, guardando sus debidas proporciones. Hay también barbacoa y mondongo, pero Yo Mero solo compro los tamales de elote y de bollito, que llegué a enjaretarme uno cuando en la noche puse en la repetición el futbol americano, para ver al gran mariscal Mahome y los jefes de Kansas. Luego, me puse a ver una nueva cinta llamada ‘Tender Bar’, la historia de un escritor, J.R. Moehringer, que cuenta la difícil etapa de su vida de niño y estudiante, cuyo tío, Ben Affleck, es el dueño del Tender Bar, Barra tierna o capitán de barra, cinta buena dirigida por George Clooney. Cuando rolen por esa zona de Playa de Vaca, háganles el gasto, así ayudamos a la economía de esa gente que no se rinde. Veracruz vive su giro comercial.