*Toda la vida humana se puede encontrar en un aeropuerto. Camelot.
EL AEROPUERTO FELIPE ANGELES
Felipe Ángeles fue un revolucionario de los buenos. Yo Mero, que he sido un consuetudinario lector de muchos libros de la Revolución Mexicana, y me extasié con los relatos de Martin Luis Guzmán, los Zapata de Sotelo Inclán y John Womack, el maestro de Harvard de Carlos Salinas, y con la nueva biografía de Friedrich Katz sobre Pancho Villa (Oye tú, Francisco Villa, que dice tu corazón), cuando el presidente AMLO quiso ponerle el nombre del revolucionario al nuevo aeropuerto en un pueblo llamado Santa Lucia, algunos querían que le llamaran el ‘Aeropuerto Mamut’, porque allí aparecieron restos de mamuts, me acordé que Felipe Ángeles fue casi un mártir, fusilado cuando se fue con Villa a combatir. Un militar preparado y estudioso que, quien era y es esposa de Francisco Labastida, María Teresa Uriarte, de raíces santanderinas, cuando su esposo peleaba por la presidencia, que perdió con un vaquero con botas, un día ella comentó a un periodista que su ídolo era y había sido Felipe Ángeles, general de los buenos. Dejo este breviario cultural, pues muchos se preguntaban por qué el aeropuerto militar llevaba ese nombre, en primera porque Felipe era un general y, en segunda, porque en esas rarezas de nombres de los aeropuertos, es como los torneos, un ejemplo, el afamado torneo de tenis de Roland Garros, si usted pregunta quién carajos era el tal Roland, pues no era tenista, era un piloto aviador de la primera guerra mundial, un francés que le homenajearon con ese nombre. Toco el tema porque la televisora Imagen publicitó unos nuevos videos del aeropuerto y los pulcros y modernos baños llamaron la atención, en unos privilegiaron a los enmascarados de plata como el Santo y a unas mujeres mexicanas. No se ven mal, aunque a algunos les cayó mala la idea. Dejen que lo inauguren, ya luego veremos. Además, la obra va en tiempo y el presidente AMLO fijó el 21 de marzo, fecha juarista, para inaugurarlo, y los soldados en la obra van en chinga día y noche para terminarla, con todo el respaldo presidencial.
LOS PASADIZOS DEL JALAPEÑO AHUED
Me cuenta un jalapeño, que lo primero que hizo el alcalde ganador, Ricardo Ahued Bardahuil, al llegar al ayuntamiento de Xalapa, fue a buscar una mujer cuenqueña para que hiciera una limpia, las cuenqueñas son buenas, llegó como cantaba Celia Cruz, con yerba santa, pa la garganta y la ruda, pal que estornuda. Después de la limpia, el ujier secretario llegó y le dijo al jefe que ya podía entrar. El jefe, como cuando Villa tomó Torreón, se hizo de unas lupas y comenzó a buscar espacio por espacio. Vamos, le hizo al Ampudia que todos llevamos dentro y, zambombazo, de repente encontró un pasadizo secreto como en la época del nazismo. Ahued no quiso entrar, envió adelante al ujier que esperaba hubiera murciélagos, pues ya sabemos que los murciélagos comidos causaron el Covid, por eso entró con una máscara como la del Santo. La sorpresa fue que encontró el pasadizo secreto, lo mandó clausurar como si fuera inspector de Profeco. Estaba como un túnel del Chapo Guzmán, para que el anterior alcalde se pudiera escapar de tanto pedinche de chamba y de apoyos, que pululaban afuera de la presidencia municipal. Un maloso le quiso poner una lápida, como las del cementerio, con la fecha de cuándo entró su antecesor y de cuándo se fue, pero Ahued no quiso, solo le puso unas cintas y prometió que, cuando México llegue en el futbol al quinto partido, la retira. Los jalapeños tienen confianza en su nuevo alcalde, que repite en ese cargo, es un hombre de bien, me dijo uno que lo conoce y lo trata con frecuencia. Veremos.