En esta época donde se presume que el ser humano está más civilizado, con más herramientas de conocimiento, con grandes avances tecnológicos, que ya se conquistó el espacio, que se está viendo de conquistar el mundo submarino, lo más que se ha logrado es una intensa deshumanización. Estamos pasando de ser, seres humanos racionales, a ser robots esclavos de la modernidad.
La violencia cotidiana, la inseguridad, las guerras, las muestras de poder a través del asesinato o el hacer daño a otro ser humano, la destrucción del entorno en que vivimos, la lucha de clases, la lucha por los derechos, la lucha por las libertades, han ocasionado que nos olvidemos de nuestra razón de ser y nuestra razón de estar en la Tierra.
Las situaciones adversas que vivimos en la actualidad han generado enfrentamientos de todo tipo, han generado que se pierda el respeto y la sensibilidad humana, la solidaridad, ya no encontramos caridad y compasión. Hoy los seres humanos buscamos solo a los culpables como gobiernos, empresarios, políticos, apáticos, pero no buscamos a nuestro interior para ver lo que se debe hacer.
Desde luego que en gran medida los problemas que padecemos son por malos gobiernos, por la egolatría de la clase gobernante y de la clase poderosa económicamente hablando, pero también tiene que ver con lo que hemos dejado de hacer. Desde siempre nos creímos los seres humanos amos y señores del mundo, de la verdad, de la vida, se nos olvidó que nuestro camino tiene un final y que atrás de nosotros vienen otras generaciones que debían heredar un mundo mejor para disfrutarlo y cuidarlo.
En el día a día que vivimos estamos más preocupados por tener, que por ser, nos preocupamos más por el ver que merecemos que por el hacer algo en busca del Bien Común. Nos fuimos olvidando que somos parte de una sociedad, nos olvidamos del vecino, del familiar, del amigo, nos centramos en el futuro que fuera tranquilo y lleno de paz económica, y los que no podían tener eso se centraron en el rencor y el odio a los que sí tienen. Hicimos más notorias las desigualdades sociales, culturales, educativas y económicas y para lograrlo no nos importó acabar con lo que teníamos en frente.
En todo este proceso no fuimos capaces de poner al ser humano en el centro de la vida para que fuera el que saliera beneficiado. Y aún más, lo peor dejamos a un lado toda nuestra enseñanza y creencia religiosa, la ética personal, la moral. Sin importar la religión que se profesa nos alejamos de lo que se nos enseña. A Dios los hicimos a un lado y buscamos tener ídolos y dioses en las riquezas materiales y en los lujos, los podamos o no los podamos tener eran nuestra meta.
Fuimos permisivos con tanto discurso de odio, de separación, de “derechos sobre nosotros” y nos olvidamos que los derechos vienen de la mano con las obligaciones, que los derechos traen consigo tareas que realizar. Hoy con tanta información y con tanta revoltura en la lucha por todo hemos dejado atrás la lucha por lo importante, que es el ser humano buscando la perfección a través de las enseñanzas de la familia.
Somos los propios seres humanos quienes nos hemos buscado los problemas en los que hoy vivimos, por acción o por omisión, por una mala bondad o por maldad. Nos reímos de frases como que somos la generación de la obediencia, obedecimos a nuestros padres y obedecemos a nuestros hijos, eso es peligroso y trajo muchos problemas. Hoy vemos como mucha gente desadaptada solo culpa a sus padres, a los gobiernos a los ricos, a los pobres a quien sea menos a ellos.
Los seres humanos fuimos creados en libertad y para ejercer el libre albedrío, fuimos creados para la felicidad, nacimos sin prejuicios, nacimos buenos y nos transformamos en lo que somos por nuestra decisión y claro por la falta de guía en el momento adecuado. Somos especialistas en defender lo que nos toca, pero no en defender lo que es bueno para todos. No participamos en las grandes decisiones para tener una mejor vida, para tener dignidad. Se nos olvida que somos mujeres y hombres capaces de hacer el bien a través de la hermandad.
Hace unos días en una reunión del Consejo de Plumas Azules hablábamos de esto y fue donde escuché a Salvador Abascal decir “Debemos defender en lo que creemos”. Y sí todos los seres humanos creemos en que debemos estar bien, creemos en que la vida debe ser mejor. Debemos defender a la familia, debemos defender la religión, debemos defender la ética social, debemos defender la vida contra la muerte, debemos defender la igualdad de oportunidades, debemos defender la educación para que cada quien sea mejor, debemos defender que no hay tanta ideología de géneros y respaldar a la ciencia que somos por ADN y cromosomas hombre y mujer.
Es necesario que el libre albedrío de los humanos lo llevemos a la búsqueda de una mejor vida, que todos entendamos el rol que nos toca jugar. Seamos más humanos y menos robots.
Tomás Trueba Gracián.