Acertijos

Gilberto Haaz Opinión
El fútbol no perdona. Hay que ser el mejor todos los días. Camelot
Gilberto Haaz Diez
AQUEL MINUTO 93
Lo recuerdo como si fuera ayer. Este escribiente se encontraba en Madrid, el día que Atlético y Real Madrid jugaban la final de la Champions en Lisboa, Portugal, un 24 de mayo de 2014, presente lo tengo yo. En el lobby del hotel Liabeny, con un vinillo de jerez y un par de whisky, sufríamos cuando al minuto 93 el eterno capitán, Sergio Ramos, empató de cabeza a un tiro de esquina y el mundo blanco se volvió loco. La ciudad estaba paralizada, porque era de las pocas veces que dos equipos de un país jugaban final de la Champíons, recuerdo que en Puerta del Sol, donde está el Kilómetro Cero y el Oso y el Madroño y mi café oficina Europa al lado, dos grandes carteles de la Comunidad lucían esa final: “Madrid Comunidad Champions”, decía ese gran letrero con las dos camisetas de los orgullosos equipos madrileños. Otro señalaba: “No importa donde se juegue la final, la Copa se queda en Madrid”. Al final, para no hacerla de emoción, Real Madrid se coronó con su 10 orejona, como le dicen a la Copa. Y el pueblo se vistió de gloria, hay tantos madrileños como atléticos, unos terminaban desilusionados, jamás el Cholo Simeone estuvo tan cerca de la gloria, a un minuto y vámonos a casa, para corroborar aquello del gran cronista Fernando Marcos: “El último minuto también tiene sesenta segundos”. Y nosotros a dormir, era tarde ya. En Lisboa antigua y señorial fue esa final, que aupó a Madrid a los planos de la gloria. Toco el tema porque el eterno capitán del Real Madrid, Sergio Ramos, llegó a Monterrey a jugar sus últimos años y, como recuerdo a esa gloria y hazaña, que fue en parte suya, a la camiseta del Monterrey pidió le fijaran el número 93. El equipo Real Madrid, al conocer la noticia escribió en su X: “El Real Madrid le agradeció a Sergio Ramos el dorsal que eligió para jugar en Rayados”.
Otro: En homenaje al minuto en donde anotó el gol ante el Atlético de Madrid, en la final de la Champions.
LOS FISCALES DE LA CORONA
El tiempo pasa y en este México surrealista ya no se encuentran sorpresas. Hay tantas cosas que se han visto, que nada sorprende. Unos van y otro vienen y otros se meten a la tómbola, porque la vida es una tómbola, tom, tom, tómbola, cantaría Mona Bella. Cayó otro fiscal, el de Morelos, tenía los días contados desde hace mucho tiempo, porque cuando allí llegó y se quedó, el gobernador que llegaba, el goleador del América, no era ni suyo ni de su gusto, demoró mucho hasta que se fue y se marchó. Y a su barco quién sabe cómo le llamaría. Cometen otro error al nombrar en ese estado un nuevo fiscal, el error es que lo nombran por 9 años y eso es malo, pues debía de ser fiscal el tiempo que dure el gobernador o gobernadora que lo eligió, porque luego resulta que llega el nuevo gobernador y no es ni gente suya ni le cae bien, y como la otro o el otro se enmacha y no quiere renunciar, termina hasta en la cárcel, como hay varios casos en México.
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