Acertijos

Gilberto Haaz Opinión
En solidaridad con el periodista veracruzano, Salvador Muñoz. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
LOS COMUNICADORES DESPEDIDOS
En las redes sociales brincó como Chapulín el video donde un gerente o dueño de una televisora, se asoma al programa que conduce su estrella de la información y luego de un par de palabras, termina despidiéndolo. Todo porque el comunicador, Gustavo Macalpin, hizo una crítica del esposo de la gobernadora de Baja California, Mariana del Pilar, y eso bastó para que ella misma le llamara al ogt gerente o dueño del Canal 66 de Mexicali, y muy seguro le dio la indicación y orden de: ‘Me lo corres, pero delante de todo mundo, en vivo, para que vea lo que se sufre’. Este gordis llegó y le dijo: “Todo tiene un ciclo en la vida y llegó tu ciclo, este es tu último día”. La gobernadora dijo que ella no fue, que el conductor era y es amigo de la familia. Los colaboradores del canal han pedido al dueño una disculpa pública. La solidaridad llegó de inmediato, el gran Chumel Torres rapidito comentó la acción, le dijo que no se preocupara, que a él mismo le había pasado alguna vez, aunque a Chumel no lo despidieron en vivo, lo despidieron en corto y a solitas, cuando acababa de pisar HBO y el Supremo Gobierno le metió un tache y un no me olvides a los dueños o encargados de las televisoras, seguro hicieron, como en El Padrino, una oferta que no pudieron rechazar. La embestida feroz contra los comunicadores ya terminó, la presidenta Sheinbaum no viene con la espada desenvainada, como la traía ya saben quién. Muchos medios tuvieron que aguantar vara, cuando el maloso Jesús Ramírez Cuevas canceló, primero los contratos, y luego quería imponer su palabra de ley, como si fuera José Alfredo Jiménez. La historia en México del poder contra los medios, registran grandes batallas, que normalmente ganaba el poder. Desde aquel ‘No te pago para que me pegues’ de José López Portillo, pasando por la toma de Excélsior por Luis Echeverría y sus corifeos que se prestaron al golpe contra el mejor periódico dirigido por el mejor periodista de México, ha llovido algo. Hubo también otra clásica, cuando Fernando Gutiérrez Barrios, secretario de Gobernación en época de Carlos Salinas de Gortari, llegó blandiendo la macana a la casa del periodista Manuel Becerra Acosta, que editaba el diario crítico, Uno más uno, y le llevó un cheque millonario en dólares, por la compra del periódico que no estaba en venta, y un boleto para salir al otro día a Madrid, solo de ida, sin regreso. El hombre se fue con todo y cheque y el periódico cambio de dueño y de línea crítica. No hace mucho pasó aquí en Radio Fórmula, cuando a Lilly Téllez, ella misma lo comentó, el dueño, Jaime Azcárraga, le dijo que ya no podía asistir de invitada al programa matutino de Ciro Gómez Leyva, sospechando de dónde vino la orden. Pobre Lilly se fue y allí quedaron en ese espacio los malosos Epigmenio Ibarra y el tal Arturo Zaldívar, voces que defienden al gobierno. Hay muchísimos casos más y seguro vendrán también tiempos más difíciles para los comunicadores. No tanto como en el pasado, allí a veces no se podía respirar. Ahora hay una calma chicha en las mañaneras del pueblo. Son otros tiempos y otra forma de gobernar. Ojalá así siga este affaire.
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