De Bismark: “No podemos hacer la historia, sino sólo esperar a que se desarrolle”. Camelot
Gilberto Haaz
COMO LLEGO SE FUE
Se fue como llegó, enojado y echando bronca con quien se atravesara en su camino. Así fue su sexenio, de odios y rencores y venganzas y del: ay de aquel que se me atraviese. Descansarán los comunicadores, comenzando con Ciro Gómez Leyva, quien sufrió un atento a su vida y esa es la causa principal por la que pronto estará desde Madrid, chulona mía, exhibiendo sus programas; descansará también Carlos Loret de Mola, aunque aquel no andaba a descubierto, porque la mayor parte vivió en Estados Unidos, y el más valiente de todos, Joaquín López Dóriga, porque ese aquí vive y le arreó duro y directo a la cabeza a AMLO. Brozo, por igual y otros comunicadores que no oirán más soflamas incendiarias de las mañaneras. Llorarán su partida sus fieles de la 4T y Lord Molécula y los moneros y Jesús Ramírez Cuevas, esos agitaban el avispero por las mañanas, para que el presidente llegara calientito de enojado. Se va a que lo comience a juzgar la historia, porque la historia no siempre es una gata que cae de pie, según el refrán. Le queda la última mañanera, que no será mañanera, será un ‘fiestón con bailongo’, como él mismo lo llamó, sin preguntas ni respuestas. Pero en la última mañanera se enchiló.
P: ¿Hacia futuro, no se ve usted con un hijo en la Presidencia? ¿Le gustaría?”, se le preguntó.
R. “No, eso es futurismo corriente, barato, vulgar, cada quien tiene que labrarse su propio destino”, respondió al lanzarse contra la revista. Todos tienen posibilidades, pero la pregunta tuya es la que fomentan los conservadores reaccionarios”, agregó al insistir sobre un hijo en la Presidencia.
Él allí lo dejó, como segundo al mando en Morena, pero todos saben que es el navegante que hará cruzar los mares a Morena, para lo que viene.
Apenas también amenazó que se va, pero se queda unos días para aclimatarse, y el sitio donde dormiría la nueva presidenta, en Palacio, lo quiere seguir ocupando unos días para desempolvarse y poder despedirse del espíritu de Benito Juárez, que por allí debe deambular en las noches, allí el gran Benito fue bautizado como Masón, en sus tiempos. Una placa atestigua ese acto.
El primer día de octubre el mando cambia. Una nueva presidenta llega a liderar México, es gente de izquierda y muy apegada a su jefe. La pregunta que se hacen todos es si seguirá pegada a sus indicaciones, o se deshará para siempre de aquel que, muchos aseguran, quiere imponer un maximato, como ya lo tuvimos en tiempos de Lázaro Cárdenas y Plutarco Elías Calles, hasta que el trompudo general no aguantó más y lo embarcó en un tren hacia Brownsville, a que se fuera al destierro y por allí checara algunas ofertas en los Mall, que ya había algunos.
Por lo pronto, la electa presidenta, inaugura un nuevo estilo personal de gobernar. Anuncia gira a Guerrero, donde Acapulco sufre de una terrible inundación, como se estilaba antes.