*Un proverbio árabe recomienda dar al necesitado un pan y una flor: el pan para poder vivir, la flor para querer vivir. Camelot.
Gilberto Haaz Diez
EL CAMINO DE JUAN MANUEL DIEZ
Cuando terminó la elección municipal de Orizaba, donde ganó al son de dos votos por uno, gracias a que su trabajo de dos veces alcalde, le dejó sembrada entre la ciudadanía el mejor respaldo que ha tenido candidato alguno, la oposición, conformada en Morena y sus satélites PVEM y otro por ahí, impugnaron esta elección y metieron más demandas que estrellas tiene la noche. No les gustó la paliza que les dieron, igual ocurrió con Veracruz Puerto, y objetaron todo. Qué si había rebasado topes de campaña, que si se publicitó mal, que no presentó la credencial de elector ni la foto con el Papa Francisco, muchísimas jaladas que los tribunales electorales fueron desechando una a una. Ganas de enturbiar un proceso que no tuvo nada de turbio. La espera ahí va, hace unos días el Tribunal de Veracruz sujetó la última y pasaron la prueba, al parecer queda una federal. Mientras el alcalde electo, Juan Manuel Diez Francos, con su equipo de trabajo están preparando los proyectos para seguir encumbrando a esta ciudad, que tiene una muy buena seguridad, un turismo arrollador que vienen cada fin de semana, la ciudad más limpia de México, con muchos lugares donde divertirse, parques y jardines, con buena hotelería y buena restaurantería, de todos tipos y precios. Vamos, un verdadero Pueblo Mágico. Hace unos días, se reunieron los priistas en el salón Turquesa del Polifórum, donde llegó la plana estatal y algunos alcaldes electos y síndicos y regidores, entre ellos el presidente del PRI, Marlon Ramírez, y el de la Fundación Colosio del estado, Renato Guevara Alarcón. En esa reunión llamada ‘Buenas Prácticas Para Gobernar’, Marlon dijo: “Diez, precursor de un prototipo de gobierno ordenado que debe aplicarse en Veracruz”. Y algunos ya lo quieren ver listo para la contienda de gobernador de Veracruz, donde sentarían a un orizabeño allí. Veremos. Juan Manuel pidió respeto al gobierno del Estado y dijo tener buenas relaciones con el secretario de gobierno, con quien ha comido alguna vez, y con el gobernador. Porque aquí quedaron cicatrices, cuando un día llegaron con prepotencia y mamones y desarmaron a toda la policía municipal.
LAS CHIQUILLAS DEL TENIS
Ayer tarde noche, entre que zapeaba viendo en la tele a los Dodgers de Los Ángeles, que mordieron el polvo, esperaba con impaciencia los juegos de las dos jovencitas tenistas, sensaciones en el Abierto de Estados Unidos, Emma Raducanu y Leylah Fernández, las finalistas de Nueva York. Había expectativa por verlas. Hoy salen a la cancha como grandes favoritas, todo lo contrario a cómo llegaron en aquel torneo que, de la nada y clasificándose, fueron eliminando a cada una de las sembradas y llegaron a la cúspide de esa cima, el Abierto de Nueva York, donde disputaron una final millonaria. Aquella vez reivindicaron al tenis e hicieron que millones regresáramos a las pantallas. Pero llegó la fama y esa a veces pesa mucho y hay veces que crea más problemas que gloria y sonrisas. La ganadora de un abierto de Nueva York, Naomi Osaka, de la cual hay un gran documental en Netflix, narró las peripecias que le dio la fama, de cómo la fue dañando el encumbramiento hasta que sucumbió. Así le ocurrió ayer a Raducanu, cuando venció contó al The New York Times que en Instagram, de 2 mil apoyadores que tenía pasó a 4 millones, de la noche a la mañana. Y luego, entre la pompa del triunfo, porque el triunfo tiene muchos padres y la derrota es huérfana, dijo JFK, se deslumbró cada mañana porque fue recibida por la Reina Isabel de Inglaterra y no había ser humano sobre la tierra que no quisiera posar con ella en una fotografía. Igual le ocurrió a la chiquilla filipina Leylah Fernández. Pues ayer jugaron las dos y allí me tenéis desvelándome, y me dieron las doce y la una como cantaba Sabina, para ver de nuevo su regreso a esas canchas de Indiana Wells, en California. Raducanu no fue ni la sombra de lo que había sido, sufrió una estrepitosa derrota, no es lo mismo cargar con la fama que vas de favorita, a ir de abajo hacia arriba. En dos sets fue vencida no por la rival, por ella misma que jugó un tenis malísimo y con su cara compungida abandonó la cancha, la venció esa fama que llegó abruptamente. Leylah fue diferente, sufriendo y con adversidades se impuso en dos sets y la chiquilla filipina, que ganó el corazón de los neoyorkinos, pasó su primera aduana. Una de ellas ya mordió el polvo y fue eliminada en su primera presentación. Esperemos que la otra, ambas de 18 y19 años, vuelvan a la senda de la victoria y a levantar las copas del tenis femenino, donde son un orgullo a seguir.