Xalapa, Ver.- La labor de un ilustrador y serigrafista es analógicamente comparable a la de un deportista de alto rendimiento pues requiere de mucha constancia, dedicación y ejercicio diario, aseguró Gerardo Vargas Frías, técnico académico del Instituto de Artes Plásticas (IAP) de la Universidad Veracruzana (UV).
“Me considero un deportista de alto rendimiento que todo el día debe ejercitarse, nutrirse y dibujar”, destacó en entrevista para Universo.
El dibujo y la ilustración son algo parecido, practicarlos constantemente le permite perfeccionar la técnica o entrar en comunión con las ideas que desea proyectar.
Con 12 años de servicio en la UV, Vargas Frías comentó que ésta es una profesión difícil y a veces resulta complicado posicionarse en el mercado laboral.
Afortunadamente, su situación ha sido distinta, porque gracias a su personalidad obsesiva y disciplinada se le han abierto varias puertas a lo largo de su carrera artística.
Originario de Chihuahua, llegó a Xalapa en 1989 para cursar sus estudios en la Facultad de Artes Plásticas en la UV, teniendo claro que quería estudiar Diseño Gráfico, aunque hubo voces que lo persuadieron de enfocarse en la gráfica, lo que lo llevó a estudiar una especialidad en grabado.
“Desde finales de los noventa entré en contacto con la idea de que todo dibujo que realizo está pensado para reproducirse en serigrafía, la mayoría”.
FILU
Gerardo Vargas se ha involucrado en proyectos de realización de imagen y productos para la UV. Ha colaborado en dos cuerpos académicos, uno del Instituto de Neuroetología y otro del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales.
Constantemente los provee de imágenes para la elaboración de carteles sobre simposios, conferencias y todo tipo de eventos científico-culturales. Sus ilustraciones también han servido para diversas publicaciones.
No obstante, el proyecto que lo afianzó en este quehacer fue la creación de imágenes de ocho versiones de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU), empleadas tanto para la promoción como para ambientación en las distintas sedes.
“Eso me ha fortalecido en la producción, sobre todo para apoyo de aspectos editoriales.”
Vargas Frías, quien se cataloga como una persona poco competitiva pues nunca se ha ocupado de medirse con los demás, aplica lo mismo en su labor diaria, suele hacerla de forma tan apasionada y, a la vez, introspectiva e individual.
RECONOCIMIENTO INTERNACIONAL
Recientemente recibió la noticia de que su creación fue merecedora del tercer lugar en la tercera edición del Internacional Miniprint 2024, efectuado en Tokio, Japón.
“Haber ganado este premio se lo debo a la insistencia de un amigo japonés que me ofreció llevar las piezas porque él viajaría a su país, las empaqué sin ninguna expectativa y resultó una sorpresa que el jurado me haya seleccionado.”
La imagen premiada es un paisaje del desierto de Chihuahua, de la cordillera de montañas ubicadas frente al aeropuerto. “Es un motivo de satisfacción que una imagen muy local con una lectura regional de Chihuahua haya llamado la atención de los jurados”.
Por esta mención, cuyo reconocimiento recibirá en breve, agradeció el apoyo de la UV y de cada uno de los directores del IAP, quienes lo han respaldado durante estos 12 años de carrera académica.
“Considero que la UV es una gran plataforma, con mi trabajo y resultados me encargo de retribuirle, porque me ha permitido abrir algunas puertas que ni imaginaba.”
Platicó que, de igual forma, ha tenido la oportunidad de acudir a residencias artísticas en otras partes del mundo, y de exponer su obra en sitios importantes.
“Procuro que todo lo que hago tenga ese elemento que le permita al espectador muchas lecturas distintas, a eso llamo ‘lenguaje poético’: el hecho de que a través de ciertos símbolos el espectador lo pueda digerir, sentir o interpretar, aunque no conozca Chihuahua”.
El gusto de no permanecer en un mismo lugar se traduce en que sus obras y creaciones, aunque sean de temas diversos, fantasías o poética distinta, se rijan a partir de bitácoras de viaje. Por ejemplo, el proyecto ganador sobre Chihuahua tiene que ver con la cantidad de veces que se ha trasladado al norte del país, por apego a su terruño.
“Todo el tiempo viajo a través de ese contraste que implica vegetación y comida del sur de México con el del desierto, eso me nutre de material para hacer imágenes, a partir de ese ir y venir”.
Si viaja a otro país, como Japón, surge en él la necesidad de aterrizar las vivencias a partir de metáforas en imágenes.
“No pienso en un objetivo final, sino que desarrollo un tema que me conduce a pensar qué se hará con él, a veces todo ese material se va a un cajón, en algún momento sirve para algo”.
Claudia Peralta Vázquez
Foto: César Pisil Ramos