La reforma al Infonavit
*Erik Porres, alejado de grillas
*Gustavo Rivera, ejercicio informativo
*La Marea Rosa supera a la Clau
*Bajan a Fernando y Villalpando
*Yunes Linares busca fuero
*Ramón Ramos, grilla en su contra
Por Omar Zúñiga
Poco o nada se dice cuando se hacen bien las cosas y en honor a la verdad, mucho menos tratándose del actual gobierno federal, pues los aplaudidores del presidente se dedican a eso exclusivamente, a alabar al gran tlatoani, mañana a mañana en Palacio Nacional y dejan de destacar lo destacable.
Es el caso de la iniciativa que envió el Ejecutivo (en el paquete de reformas del 5 de febrero) al Artículo 123 constitucional y que tiene que ver con el Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
Antes de entrar en materia, es necesario reconocer que las reformas promovidas por su director Carlos Martínez Velázquez y que se encuentran en vigor, han sido enormemente benéficas para los trabajadores, como el hecho de poder convertir a pesos los créditos vigentes que fueron tasados en Veces Salario Mínimo General Vigente (VSMGV), que se convirtieron a la larga en los famosos créditos impagables.
Con esa reforma, además de abatir la cartera vencida, el Infonavit disminuyó los saldos de los créditos de manera más que evidente, dándole al trabajador la posibilidad real de poderlo pagar, y con ello la certidumbre jurídica de tener su casa, así de fácil, pues además los que se acogen a este beneficio, tienen pagos congelados.
En el caso de Veracruz, el delegado Erik Porres Blesa, se ha dedicado a promover este beneficio, con lo que ha abatido al menos 50 por ciento de esos llamados créditos impagables y lo ha hecho en la calle, caminándole, no detrás del escritorio. Lo digo por que lo sé.
De vuelta a la reforma al 123, el gran beneficio para la clase trabajadora es que le dará la posibilidad de obtener su casa a través de un arrendamiento, así es, como lo lee.
La iniciativa propone que Infonavit pueda construir vivienda para que los trabajadores puedan adquirirla en un esquema de renta social o en propiedad. “Cuando se trate de esquemas de arrendamiento, la mensualidad que se le cobre a la persona trabajadora no podrá exceder el 30 por ciento de su salario”, dice a la letra:
“Que cualquier persona trabajadora, con un año de cotización puedan acceder a la vivienda en renta propiedad del Infonavit y que obtenga el derecho de adquirirla si mantiene el pago de su renta por diez años”.
Esto es básicamente en lo que consiste dicha reforma al 123 constitucional, que más allá de la exposición de motivos, que entre otras cosas dice que “(…) es notable que en el Programa del Partido Liberal Mexicano, dado a conocer el 10 de julio de 1906 por los hermanos Enrique y Ricardo Flores Magón, se considere al alojamiento de los trabajadores como un derecho laboral”, que como puede usted observar no por justa y bien trovada deja de ser puro cuento, la mentada reforma dista mucho de ser mala.
Sin embargo, el presidente la metió en este paquete con ganas de que la echen para atrás en pleno periodo electoral, pero representaría un gran avance para la clase trabajadora.
Pero todo esto no se sabe, por lo que es de reconocerse la chamba de Gustavo Rivera Loret de Mola, director nacional de Comunicación del Infonavit, que anda caminando tratando de explicarla.
No existe lo que no se comunica; Rivera Loret de Mola lo sabe y actúa en consecuencia, sensible a las críticas, alejado de filias y fobias políticas, aunque sepa perfectamente dónde tiene su corazoncito.
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Pues nada, que este domingo 18 de febrero se llevó a cabo la llamada “Marcha por Nuestra Democracia”, que sólo en el Zócalo de la Ciudad de México congregó a unas 130 mil personas (mínimo), 90 mil según cifras oficiales de la Secretaría de Gobernación (que no tendría porqué meterse si le compete al Gobierno de la CDMX), pero si los hubiera contado Martí Batres hubieran sido unos 3 mil.
Haiga sido como haiga sido, cientos de miles de personas en todo el país ( y de ahí súmele lo que quiera) salieron nuevamente a manifestar su inconformidad contra el gobierno de López Obrador, quien a su vez insiste en descalificar a los opositores a su gobierno.
El peor ciego es el que no quiere ver.
Fue tal el arrastre y la influencia de esta Marcha, que hasta los simpatizantes y bots de Claudia Sheinbaum, mejor apuntaron sus baterías en buscar desacreditar la Marea Rosa, que en promover el registro oficial de su candidata ante el INE. Uuuffff.
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Finalmente, este fin de semana, en una fe de (e)ratas, Morena bajó a Rafael Hernández Villalpando (Paleta Chupada) de la candidatura a diputado federal por el distrito 10 de Xalapa para postular a la Ana Miriam Ferráez (¿¿WTF??), con lo que Américo Zúñiga se enfila sin mayor problema al escaño en San Lázaro.
Y como en todos lados sopla el viento, el PAN bajó a Fernando Yunes Márquez en la suplencia de su hermano en la primera fórmula al Senado, para poner al padre, al capo del clan del estero, Miguel Ángel Yunes Linares. ¿Qué sabe o teme que quiere fuero?
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Este fin de semana estuvo circulando información en la que acusan a un familiar de Ramón Ramos Niembro, secretario del Ayuntamiento de Xalapa, por un supuesto robo.
Uno de los principios básicos de cualquier periodista, bueno o malo, es confirmar la información.
Pues resulta que sabemos De Primera Mano, que dicha información es falsa, que de hecho ya hay denuncias en contra de quienes son los probables responsables y que este asunto, que se volvió mediático en contra de un servidor público, viene a cuento por que ya hay un juicio perdido por parte del responsable.
¿Qué hay de eso Josefina?
¡Qué barbaridad!
deprimera.mano2020@gmail.com